Los peligros de esconder el racismo histórico en «Los Bridgerton»

Se abrió el debate entonces sobre este tipo de dramas históricos y el innegable poder de las imágenes para condicionar el sentir popular. ¿Hasta qué punto la ficción debe ser fiel a lo que sucedió realmente? Más allá de lo anecdótico de la referencia, una versión inadecuada del pasado puede contribuir a distorsionar de forma intencionada la concepción que el público tiene de los hechos que sí sucedieron.

En «Los Bridgerton» , el estreno más visto en la historia de Netflix que ha renovado ya para una segunda temporada, se invierten a conciencia los roles raciales que dictaba el periodo conocido como la Regencia, una de las etapas más cargadas de prejuicios y restricciones de carácter racial o social la historia. Así, más allá de los pajes y criados de rigor, en la idílica producción de Shonda Rhimes abundan los nobles negros y hasta una reina afroamericana enclavada en un periodo donde prácticamente ninguno de ellos hubiera podido ascender a ese escalafón de la nobleza. ¿Supone eso el blanqueo del pasado esclavista o empodera?

La diversidad del reparto de «Los Bridgerton» obedece a la necesidad de representar la multiculturalidad del mundo real , algo tan importante como permitir a cualquier actor demostrar su talento en todo tipo de papeles y registros, sin importar el color de su piel. Sin embargo, estas necesidades del presente son una tendencia peligrosa cuando se escenifica una situación idílica que nunca ocurrió en el pasado para solapar la realidad miserable que sí fue.

Muchos expertos han cuestionado las excusas para tales licencias de «Los Bridgerton» , que se escuda en que es una historia alternativa, donde prevalece una visión de la sociedad que no reconoce los colores. Sin embargo, de serlo, ¿de dónde viene la necesidad de sentar en el trono a una reina real ?

Son muchos los elementos que juegan a favor de «Los Bridgerton» , desde su cuidado vestuario a su adictivo festín erótico, pero el debate está en si el que sea una ficción o tenga un gran valor creativo puede justificar por sí mismo la simpleza con la que revierte la historia, una peligrosa dinámica que responde a las necesidades de una sociedad con ganas de dibujar un pasado adaptado a sus inquietudes y juicios presentes.

Varias generaciones crecieron viendo a Dumbo volar con las orejas y a Mowgli aprender de un oso y una pantera , del mismo modo que Hattie McDaniel hizo historia al convertirse en la primera afroestadounidense en ganar un Oscar por su papel de criada en «Lo que el viento se llevó». Lo que en su día supusieron lecciones sobre la amistad o grandes conquistas para ciertas minorías han quedado empañadas por la correción política actual, que ha decidido catalogarlas como racistas, cuando no fue esa la intención con la que en su día se idearon.

De ahí los riesgos de dibujar un pasado a la carta en el que se introduce de forma algo forzada una variedad racial que resulta históricamente inverosímil, al tiempo que se eliminan o censuran películas clásicas que retratan situaciones consideradas hoy racistas.