Festival de San Sebastián
Un mal día para 'Maixabel', una mirada de concordia a ETA y sus víctimas
La película de Iciar Bolláin compite por la Concha de Oro y trata sobre el encuentro y reconciliación de la viuda de Juan María Jáuregui con sus asesinos etarras
Blanca Portillo, Iciar Bollaín y Luis Tosar, en la presentación de 'Maixabel' en el Festival de San Sebastián
La película del día, el peor día, era 'Maixabel' , en la que la propuesta de su directora, Iciar Bollaín , tan favorable al entendimiento y la reconciliación entre los asesinos de ETA y sus víctimas, quizá hubiera merecido para explicarse otro momento que ... el de la jornada de homenaje en numerosos municipios vascos a Henri Parot . Una muy mala salsa para acompañar a la película y las intenciones de Iciar Bollaín.
'Maixabel' se presentó a la competición por la Concha de Oro , y con un buen armamento para ganarla, por su texto, su contexto y por la enorme densidad emocional con la que aborda asuntos de calado político, o social, como el perdón, la culpa, la comprensión, el arrepentimiento y la reinserción, y no en un sentido abstracto, sino en lo concreto de ETA y sus víctimas . Expone sus tesis y su mirada con el caso de Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jáuregui, al que un comando etarra asesinó en el año 2000.
La sustancia de la película se halla en el hecho de que Maixabel aceptó sentarse cara a cara con los asesinos de su marido , y es el recorrido interior, ese viaje difícil de hacer y de entender, lo que trata de explicar Iciar Bollaín : lo entiende y lo explica, y elabora su obra para que también lo entienda el espectador. Podría haber elegido otro caso, otra víctima y otros asesinos que tal vez hicieran más complicado ese entendimiento, pero, tal y como lo cuenta, Luis Carrasco e Ibon Etxezarreta aparecen como etarras realmente arrepentidos y con una necesidad espiritual y física de pedir abiertamente perdón. No parece ser el caso habitual, y hoy lo del carnicero Parot, largo en crímenes y corto en arrepentimiento, le chafa a lo bestia sus buenas intenciones, pues como tantas otras veces se enturbia el mensaje y no queda claro quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos .
Sobre el peso de la película y su trabajo bien hecho, desde su guion y su mirada, a esa causa por el perdón, el entendimiento y la reinserción (que ya digo, podría ser la causa contraria con otros casos y personajes), está el otro peso, el de una narración muy precisa para llegar al fondo de los sentimientos y las contradicciones de esos personajes, el de ella, que encarna con limpieza Blanca Portillo , y el de ellos, más breve pero muy elocuente Urko Olazabal y un Luis Tosar que exprime con poder y convicción el recorrido de Etxezarreta.
Riesgo
Como es natural, el riesgo de la película está en encontrar un espectador poroso a su mensaje, capaz de percibir y escarbar entre los sentimientos de sus protagonistas, de creérselos como ellas, la directora y la viuda, se los creen, y de aceptar ese lugar desde el que nos cuenta la historia y que no le llamaremos equidistancia, palabra maldita si no se matiza. Quienes sí matizan, y de forma casi prodigiosa, son Blanca Portillo y Luis Tosar , que sacan adelante la hercúlea tarea de cambiar las vías cuando el expreso de la realidad pasa por encima.
Hubo otro título en la competición, el británico 'Benediction' , del estiloso Terence Davis , y que cuenta una historia poética en lo bélico y bélica en su retrato de la turbulenta vida amorosa del poeta homosexual Siegfried Sassoon . La puesta en escena está llena de los recursos y sobreimpresiones habituales de su cine, y el texto es tan recargado y repolludo que ningún personaje habla sin ese tonillo de sorna británica que suele hacerse pasar por ingenio y que produce alguna que otra arcadita. La historia no tiene mayor interés, pero está contada elegantemente.