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Paco Plaza: «Hay algo reivindicativo de la vejez que la pandemia ha potenciado»

El director presentó ‘La abuela’ en el Festival de Sitges, un thriller de terror sobre el paso del tiempo que se estrena el próximo 5 de enero

Mariló García

«La premisa era hablar de una persona poseída por un demonio y que ese demonio fuera la vejez». Así resumía Paco Plaza la idea de la que ha surgido su última película, ‘La abuela’, en un coloquio en el Festival de Sitges junto al guionista de la cinta, el director Carlos Vermut (‘Magical Girl’). Plaza, director junto a Jaume Balagueró de la saga ‘REC’ y de ‘Verónica’, que también presentó en el certamen en 2017, habla del paso del tiempo de una forma espeluznante. Susana (Almudena Amor, también vista en ‘El buen patrón’, de Fernando León de Aranoa) interpreta a una modelo en París que regresa a Madrid para cuidar a su abuela Pilar (la exmaniquí de 85 años Vera Valdez) cuando cae enferma. Varios temas sobrevuelan en el filme, como el desgaste físico y emocional de la persona que cuida al otro: «Cuidar a una persona mayor dependiente te va vampirizando» .

Como explicaba el director durante la presentación, el cine de terror es el género ideal para desarrollar y reflexionar sobre ciertos temas. «Cuando haces una película realista juegas con unos marcos que te constriñen. J ugar con la fantasía y el terror hace que esos muros se ensanchen , que puedas ser más ambicioso. Te lleva a una manera poética y metafórica de hablar de las cosas. El género me sirve para canalizar las cosas ensanchando los límites de la realidad. Las buenas películas de género codifican la realidad». Y puso como ejemplo un clásico, ‘El exorcista’. «Para mí es la historia de una madre que se siente culpable porque no atiende a su hija ya que está trabajando, se acaba de divorciar, la cuida la niñera… Esa culpa acaba encarnándose en el demonio que posee a la niña, y la madre tiene que luchar contra ello. El director de la película donde trabaja muere y ahí encuentra tiempo para su hija. Es como ‘Kramer contra Kramer’ con demonios. Más allá de los monstruos tiene que haber personas a las que les pasen cosas».

En ‘La abuela’ estas personas a la que les pasan cosas son la abuela y su nieta. La trama transcurre en un apartamento para crear mayor tensión pues se presupone que es el lugar en el que deberías estar a salvo. «Nuestra casa debería ser el lugar donde estamos seguros, introducir el peligro en tu madriguera es lo más amenazante que hay, porque no hay escapatoria», comentaba el director. En efecto, Susana decide cuidar de su abuela en vez de llevarla a una residencia.

Y nada mejor que la profesión de modelo para hablar del paso del tiempo. «La profesión que simboliza el culto a la belleza y a la juventud es el modelaje. Estamos en una sociedad en la que la juventud se trata como algo aspiracional. Ahora no hay piropo mayor que el que te digan que aparentas menor edad. Las arrugas son algo pecaminoso que hay que ocultar. Hay una exaltación y glorificación de la juventud que lleva a demonizar el paso del tiempo», analizaba Plaza, que puso como ejemplo el primer susto que se lleva la nieta veinteañera en el filme al ver su primera cana.

La pandemia afectó al rodaje. Como recordaba el director, tener a una protagonista de 85 años no hizo que la situación fuera muy optimista. «Me mantendré viva», aseguró que les dijo. «Y no era un chiste, se me puso la carne de gallina, porque era una cosa muy seria». En positivo pudieron hacer un primer montaje y reescribir ciertos detalles. Pero el covid obligó a eliminar ciertas escenas como la del geriátrico («por la falta de figuración de personas mayores») y la de una discoteca. En cuanto a la elección de las dos actrices, Plaza apostó por Vera Valdez porque mostraba «la belleza más allá del tiempo, como si estuviera viendo el Partenón». «Vera fue modelo en París, musa de Coco Chanel. Jugamos con una muñeca matrioska porque cuando la ves, ves a todas las mujeres que ha sido. Es una mujer que tiene mujeres dentro, impresionante, bella en el pasado y ahora».

En cuanto a Almudena Amor , una actriz novel, como ya ocurriera con Sandra Escacena en ‘Verónica’, el director desveló una teoría muy personal. «Los actores llevan una mochila a las películas. En ‘El irlandés’, que sean Robert De Niro, Joe Pesci, Harvey Keitel… es algo positivo, porque entiendes el código, hablan de su propia filmografía. En el caso del cine de terror creo que la identificación con los personajes es mayor si no conoces esas caras. Para esa empatía de sufrir con el personaje favorece que no sean actores famosos».

Que fueran abuela y nieta, personajes femeninos, era inevitable. «La carga del paso del tiempo sigue estando más presente en una mujer. Los modelos masculinos con 40 años siguen haciendo grandes campañas, no existe el equivalente femenino. En la película hay un diseñador que llama ‘vieja’ a Susana, que tiene 24 años. O se prefiere a chicas de 14 años. Eso existe».

Una de las escenas más impactantes transcurre en la ducha. « Quería mostrar el cuerpo de una mujer de 85 años , como una declaración de intenciones. Y alargué la escena porque quería que el espectador se fijara en las arrugas, en las manos jóvenes de Susana y en las de Pilar de anciana. Porque esto es lo que pasa y no lo estamos mirando». Y añadió: «Hay algo reivindicativo de la vejez que la pandemia ha potenciado. El mundo ha cambiado y ver una residencia se percibe de otra forma. Las películas cambian en función del mundo que las contempla».

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