El museo del cine español, historia de un sueño proyectado a cámara lenta

El pasado 1 de febrero, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y la presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake, firmaron un acuerdo para la promoción del audiovisual que se hace en España. Entre los planes previstos está la creación de un Museo del Cine . Un proyecto aplaudido desde todos los sectores que, sin embargo, ya estuvo a punto de hacerse realidad en 2008. En concreto, el 13 de noviembre de ese año, cuando se anunció que los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano rehabilitarían el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos de la glorieta de Embajadores de Madrid. En la conocida como Tabacalera se iba a construir, entre 2009 y 2012, el Centro Nacional de las Artes Visuales, un complejo que además de un Museo de Cine iba a contar con otro de Fotografía y un Instituto de Creación.

Los 30 millones de euros que estaban presupuestados iban a servir para crear un espacio donde el audiovisual español (también el Iberoamericano) pudiera estar siempre vivo. Para ello tendría una importancia especial el fondo de la Filmoteca y sus 21.000 piezas. Además de todo el arte que rodea a las producciones. Finalmente aquel proyecto se frenó. ABC habla con algunos de los nombres que atesoran piezas imprescindibles del último siglo para que expliquen por qué es necesario un centro así, qué piezas deben estar presentes y si en España se ha sabido valorar el pasado de nuestro cine.

Para Enrique Cerezo , presidente de Egeda, el museo supondría una «ayuda para la industria». «Toda la historia y toda la tradición, todo lo bueno que se ha hecho anteriormente en el cine, que es fantástico y maravilloso, tiene que estar reflejado en algún sitio. Y qué mejor que un lugar en el que la gente que ama el cine pueda disfrutar de las maravillosas obras de arte que hay, tanto de carteles como de elementos que han hecho que el cine sea uno de los factores más importantes de la cultura del mundo. Y que haga que después de la visita la gente se vayan a casa a ver una buena película española», explica el productor.

Enrique Herreros , hijo del histórico dibujante de cine Enrique Herreros, considera este proyecto como «la única manera de conservar el pasado, el presente y el futuro del cine». «La gente no valora absolutamente nada el cine, ni a los pintores, ni a los escritores... Solo lo lamentan el día que se muere para ir al tanatorio a hacerse una foto», critica. Para Herreros, uno de los hombres que más recuerdos atesora de las estrellas de nuestra cinematografía, Enrique Cerezo es un nombre clave para el proyecto: «Conserva no solo cientos de películas sino el material publicitario y los documentos de las mismas». El presidente de los productores, por su parte, asegura que si el museo lo gestiona el Ministerio cedería parte de su fondo: «Mi patrimonio cinematográfico está a su disposición».

Para la Academia de Cine , en boca de su vicepresidente Mariano Barroso , el centro debe acercar a los ciudadanos a nuestra historia y extender el cine español por el mundo. «Debe contar con una colección permanente, exposiciones temporales y poner en marcha proyectos educativos que tengan la imagen como eje central. Existen museos del cine en las principales ciudades europeas (París, Lyon, Londres, Viena, Ámsterdam, Berlín, Turín…). En Nueva York está el Museo de imagen en movimiento y se acaba de proyectar un museo del cine en Hollywood. Madrid no tiene museo del cine, la única referencia son colecciones privadas, por lo que este proyecto contribuirá a convertir a Madrid en la Ciudad del Cine».

«Nada ha retratado la historia de este siglo como lo han hecho las películas», explica José Luis García Berlanga , hijo del director que mejor reflejó la realidad nacional con obras como «Plácido» o «El verdugo». «Es importante que la gente vea el progreso, cómo se han ido haciendo las películas. Me imagino que recuperarán lo que se está perdiendo porque las familias ya no guardan nada. Todo lo que se pueda guardar y que sirva para investigar me parece importantísimo», añade el también director, que sin embargo no cree que el archivo de su padre deba acabar en el futuro museo: «Lo que tenemos nosotros (incluidos 33 inéditos, toda su vida en cartas, carteles...) prefiero que vaya a la Biblioteca Nacional. Lo que conservamos es mucho más para historiadores y yo creo que la Biblioteca sería el destino ideal».

Además de la Filmoteca, el archivo de la Academia de Cine guarda piezas que deberán acabar en el futuro centro: «Hay guiones originales de Luis Buñuel. Un guión original de Pedro Almodóvar o de Rafael Azcona debe estar en ahí. Los bocetos de vestuario de películas clave de nuestra historia, los dibujos que hace Carlos Saura para sus películas, inventos originales de Segundo de Chomón o de José Val del Omar…», valoran desde la institución.

Por su parte, Enrique Cerezo no es capaz de quedarse con una sola pieza: «Las obras maestras son las muchísimas películas buenísimas que se han visto. Creo que el cine español está lleno de obras maravillosas. Desde las de Pablito Calvo, pasando por las de Rafael Gil, Jose María Forqué, Buñuel...»

Herreros por su parte guarda todos los carteles que su padre pintó antes del 36. Unos carteles que Felipe Hernández Cava definió en el ABC Cultural de hace dos semanas como verdaderas joyas y que sin embargo Herreros no está dispuesto a ceder de cualquier manera: «Estoy muy mal enseñado con las donaciones. Hace mucho lo hice y estuvieron las obras 19 años metidas en un sarcófago», lamenta el publicista a sus 89 años.

Para Fernando Rodríguez Lafuente , periodista y director de « Revista de Occidente », que publicó hace semanas dos inéditos de Berlanga y Azcona, «tendría que aparecer algo relativo a Buñuel y a Berlanga, los dos grandes directores del cine español. También los objetos que hemos visto en pantalla: los trajes de Escarlata en «Lo que el viento se llevó»... los iconos que han marcado a generaciones enteras de españoles. El cine es muy fetichista». La Tabacalera es la opción que más posibilidades vuelve a tener. «El edificio del siglo XVIII es formidable, muy cercano a Lavapiés, a lo que era el cine popular y de barrio... Sería estupendo».

Para el director José Luis Garci , el lugar ideal debería ser más especial: «Ahora se amplía el Museo del Prado, el mejor museo del mundo, que debería tener el mejor cine del mundo». Desea una sala con proyectores de 70 mm. para ver en cinemascope a David Lean, Lawrence de Arabia, Zhivago ... rodadas en España. «Cuando evolucionemos veremos a los cineastas como los grandes creadores del siglo XX».

El sueño del museo no es nuevo. En 1979, y mientras España dejaba atrás el franquismo, una época en la que para Lafuente el cine era «la fábrica de sueños de un pueblo hambriento y que pasaba frío», ya se planteó la creación de un centro así. Luis García Berlanga, que era director de la Filmoteca Nacional , anunció un Museo del Cine para 1980 como «culminación de una etapa en la vida de la Filmoteca y un nuevo espacio de acción para el futuro». Ese futuro nunca llegó. Casi cuarenta años después, aquel presente es hoy la historia que recordar en un museo necesario para no olvidar lo que fuimos y lo que somos.