Mujeres libres y sin prejuicios ocupan la cartelera

«La protagonista de mi película, Marie-Francine , no se dio cuenta de lo que se le venía encima: no vio crecer a sus hijas, no vio cómo se distanciaba su marido... y a los 50 años estamos menos conectados que a los 20», explica la francesa Valerie Lemercier , que construye un relato que empieza como drama y termina explotando en comedia. «Cuando acabé la película, pensé: “Sí, es una comedia romántica”, lo que no estaba tan claro cuando escribimos el guión», cuenta divertida la cineasta, que estuvo hace unos días de visita en Madrid.

En su retrato de la madurez hace también un viaje a la adolescencia . Lo narra a través de un nuevo amor que da sentido y sirve de cemento para rearmar los muros derruidos de su anterior vida. «¿Qué se puede hacer a los 50 años cuando no sabemos dónde ir para vivir un amor que está naciendo? La pareja protagonista se esconde como si fueran adolescentes. Me pareció divertido que ambos hayan tropezado en la vida y que se encuentren pese a que lo tienen todo en contra: sus entornos, sus horarios, sus trabajos. Es su fracaso personal lo que les une. En un momento de la película se encuentran con un par de turistas que les ofrecen hacer un cuarteto, ¡a pesar de que ni siquiera se han besado todavía!», desgrana la cineasta.

La historia de «¡Qué guapa soy!» es más banal que la de su «rival» francesa en la cartelera –y más aún que su propio título–. En ese formato que tan bien explota Hollywood, el de coger un tema de actualidad y simplificarlo, Amy Schumer se sumerge en la defensa de la libertad de la mujer en un ejercicio que verbaliza el #MeToo en cada sketch.

Así, en esta no tan típica comedia americana, la actriz se consagra después de sus éxitos en el Stand Up (Netflix tiene en su catálogo un especial de su monólogo más aplaudido), como escritora y como celebrity de Hollywood. Aunque, en su reverso, se enfrenta a una legión de críticos. Por eso, asegura, esta película tiene tanto de autobiográfico. «No dejo que nadie más defina quién soy. A nadie le debe importar mi imagen más que a mí », cuenta en una entrevista con ABC. «Este filme anima a cada persona a pensar en su potencial, en su capacidad de ser única. No hay que acabar preso por las decisiones de otros y mucho menos sentirse avergonzado por no ser atractivo», remata, simplificando, cuando le preguntamos por haber sido uno de los rostros del #MeToo y del #Times’sUp . «Todas las voces son importantes. El movimiento nos da una nueva esperanza a las mujeres», concluye.