La La Land. La ciudad de las estrellas

La La Land: El joven que hacía magia con sus sueños

Es la película del momento. Está hecha por Damien Chazelle (31 años), amante de los musicales y poseedor de una fe inmensa

Vídeo: El musical 'La La Land' lidera la taquilla española Europa Press

Damien Chazelle tiene solo 31 años y se ha convertido en el director del momento con solo dos películas en cartel . La primera fue «Whiplash», que cosechó un éxito de taquilla y un buen número de galardones, incluidos tres Oscar. La segunda es ... esta «La La Land» que ha arrasado en los Globos de Oro y amenaza con hacer lo mismo en los Oscar. Lo curioso del caso es que Chazelle apenas cuenta en su haber con un trabajo fin de carrera, «Guy and Madelaine on a Park Bench», un romance en blanco y negro realizado en 2009 en la Universidad de Harvard con un presupuesto mínimo. Es decir, un adelanto de este filme.

Chazelle es un enamorado de los musicales, sobre todo de la época dorada francesa y estadounidense. Según él, su gran inspiración fueron las películas de Jacques Demy («Los paraguas de Cherburgo», «Las señoritas de Rochefort» o «Una habitación en la ciudad»). De ahí que «La La Land» se planteara como un homenaje a las leyendas del cine musical , pero con un toque muy moderno en su quehacer.

Lo extraño del caso es que Chazelle, un chaval tímido y cauto, convenciera a productores como Fred Berger, Jordan Horowitz y Marc Platt para que se lanzaran a hacer un musical, con la que está cayendo en los últimos años para este género. Por lo visto, Chazelle es tímido hasta que se pone a hablar de sus sueños . Entonces se suelta y contagia su entusiasmo a todo el que está a su lado. De ahí al rodaje, no hubo más que un pequeño salto.

La intención era dividir el sendero del filme en tres vías : una historia de amor, un musical y un homenaje a Los Ángeles mostrándola como una ciudad de anhelos, con sus pequeños clubes de jazz, sus cafeterías en los grandes estudios o las tristes salas de espera de los casting; en suma, lo que resulta ser el subsuelo de la ciudad.

Para cualquiera que sabe algo de cine está claro que el género musical es uno de los más complicados de llevar a cabo. Está la música, la melodía, las letras, la orquesta, los arreglos, los actores (que deben aprender a cantar y bailar), los movimientos de cámara que deben ser diferentes, lo mismo que los elementos visuales, y coordinarlos todos de forma armónica. Una verdadera pesadilla y un reto para cualquiera .

Los actores, pura chispa en La La Land

Hablando de actores, el esfuerzo que tuvieron que realizar fue gigantesco, aunque por lo visto se divirtieron de lo lindo trabajando a destajo. Lo de Ryan Gosling fue especialmente complicado porque no solo tuvo que aprender a bailar sino también a tocar el piano. Dio clases intensivas durante tres meses y el resultado fue espectacular. El compositor Justin Hurwitz, compañero inseparable de Chazelle en todo lo que hace, y amigo de la Universidad, declaró que « el esfuerzo que supone aprender a tocar el piano como hizo Ryan es de locos . Todavía no me lo creo. A eso hay que añadir el sacrificio que supone bailar y cantar». El famoso músico John Legend, que actúa en la película como compañero del personaje de Gosling, alucinó con este: « Empecé a sentir celos . Ryan tocaba muy bien y hacía pocos meses que ensayaba. Me pareció algo asombroso».

Lo que pocos sabían es que Gosling también es un amante de los musicales desde muy pequeño. El actor veía películas de Fred Astaire y Ginger Rogers y también las de Gene Kelly. Cuando le llamaron para el papel ni se lo pensó: «Siempre había deseado tener tiempo para tocar el piano y ahora se me brindaba la oportunidad de pasar tres meses delante de uno. No iba a dejar pasar una ocasión así. Ha sido uno de los periodos de preparación más satisfactorios que he vivido». Emma Stone también tuvo lo suyo . Había ido a clases de baile antes, pero ahora tuvo que aprender claqué, jazz y baile de salón, algo totalmente nuevo para ella.

Cuando vean la película se apreciará soltura en los dos actores, pero no la suficiente. Se nota que no son profesionales, aunque se desenvuelvan bien en la tarea. Además para un actor tan alto como Ryan Gosling (1,85) los pasos de coordinación complejos eran especialmente difíciles, aunque ambos lo solventaron bien. Por otra parte, Chazelle no quería perfección, por lo que no les pidió que fueran cantantes o bailarines especialmente brillantes. Incluso era recomendable algún que otro fallo para humanizar la película .

Lo que el director quería sobre todo era que saliera a flote la química entre los dos protagonista s, algo que ha resultado evidente en todo lo que han hecho juntos («Crazy, Stupid Love» y «Gangster Squad: Brigada de élite») y, sobre todo, especialmente, en este filme.

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