«Dos hombres y un destino»: el día que Robert Redford casi pierde su estrellato

Ganó cuatro Oscar (mejor guion original, mejor fotografía, mejor canción original –la inolvidable «Raindrops keep fallin' on my head»– y mejor banda sonora, ambas estatuillas para Burt Bacharach) y estuvo nominada a otros tres (mejor película, mejor director y mejor sonido). Sin embargo, la cinta de George Roy Hill sigue presente por haberse convertido en un clásico induscutible con su canto a la rebeldía y la libertad.

George Roy Hill se apoyó ligeramente en las idas y venidas de los bandoleros Robert Leroy Parker y Harry Longabaugh para crear uno de los grandes estandartes dentro del género «buddy movie», esas películas de colegas que contienen grandes dosis de humor e ironía. «Dos hombres y un destino» gira en torno a dos ladronzuelos –uno más reflexivo, el otro más amante de la acción– que, tras robar varios trenes y bancos y tener a una patrulla tras sus talones, emprenden una huida hacia Bolivia con ayuda de Etta, la amante de uno de ellos (que fue interpretada por Katharine Ross).

Roy Hill ofreció a Redford originalmente el papel de Butch Cassidy (al que Steve McQueen ya había renunciado previamente), pero el actor le confesó que se veía más identificado con el de The Sundance Kid. Tal fue su conexión que tiempo después bautizó con ese nombre al ahora célebre festival de cine independiente que creó en las montañas de Salt Lake City (Utah).

«El estudio quería a un nombre grande como Paul Newman para el papel y yo aún no estaba a esa altura en cuanto a nivel de estrellato. Pero George luchó por mí y al final aceptaron. Eso sí, cambiaron de orden el nombre de los personajes en el título (en la versión original es 'Butch Cassidy and The Sundance Kid') y pusieron el de Paul primero», explicó Redford a la revista «Entertainment Weekly».

No es la única curiosidad que esconde el rodaje de «Dos hombres y medio». Todas las escenas que se desarrollan en Bolivia realmente se grabaron en México , donde casi todo el equipo sufrió de diarrea a excepción de los tres protagonistas, que evitaron beber el agua local y se limitaron a ingerir refrescos y alcohol. Allí, entre cerveza y carcajadas, se fraguó una amistad única que se alargaría hasta la muerte de Newman en 2008.

Como ocurre con buena parte de las películas más recordadas de la historia, de entrada no convenció a la crítica. «Salimos del cine pensando qué pasó con esa gran película que estábamos viendo hace una hora, escribió entonces el reconocido crítico Roger Ebert, del «Chicago Sun-Times». Pero eso al público no le importó.

«Dos hombres y un destino» recaudó más de 100 millones de dólares únicamente en EE.UU., donde se convirtió en la cinta de mayor éxito en 1969 gracias a sus carismáticos personajes. La química entre ambos actores era más que visible y momentos tan románticos como la escena de la bicicleta entre Etta y Butch (Newman) enamoraron a los espectadores.

«Dos hombres y un destino» fue el primero de los dos trabajos de Redford y Newman juntos en la gran pantalla. El otro fue «El golpe» (1973). Aunque la recordada pareja siempre tuvo en mente volver a reunirse, no lo consiguieron. Lo más cercano a que este reencuentro sucediera fue «Grandes amigos», una historia que discurría en el sendero de los Apalaches que finalmente no pudo contar con Paul Newman debido a su frágil salud.

«Sería un territorio diferente para nosotros», explicó en su momento Redford al diario «Salt Lake Tribune», «pero aún mantendría la misma relación que tuvimos en las obras anteriores». «Grandes amigos», con Redford y Nick Nolte en el papel pensado para Newman, se estrenó en 2015.

Pasarán los años y el espectador siempre podrá regresar a este dúo, explosivo a la par que entrañable, y recrearse con sus líneas de diálogo tan inmortales como esos personajes congelados en el tiempo, que, a punto de recibir una lluvia de balas, encuentran consuelo en el humor: «Por un momento pensé que estábamos en apuros».