La cara B de Hollywood: su huella en el medio ambiente

En cuanto vieron las llamas resplandecer en el cielo de Los Ángeles, varios vecinos hicieron las maletas y cogieron el coche rumbo al desierto. Acostumbrados a los desastres naturales, temieron lo peor. No era agosto de este año, sino el 10 de diciembre de 1938. El fuego provenía de lo que hoy son los Estudios Culver (nueva casa de Amazon Studios), entonces los Estudios Internacionales Selznick, donde David O. Selznick estaba grabando la famosa escena del incendio de Atlanta de ‘Lo que el viento se llevó’ (1939). Para crear ese infierno, bajo la supervisión de 25 oficiales de policía local, 50 bomberos y 200 miembros del equipo técnico, los responsables de la película decidieron quemar el escenario de ‘Rey de Reyes’ de Cecil B. DeMille, que ya había sido reutilizado para la película de ‘King Kong’ de 1933. No se puede decir que sea un ejemplo de puro ecologismo, pero sí un intento de reciclar material que muestra a la perfección la ambigüedad en la que se mueve Hollywood, que tiene que seguir vendiendo sueños espectaculares en un mundo obligado a ser cada vez más verde. En los años cuarenta, el cuidado del medio ambiente no era ni mucho menos una preocupación en Hollywood. En la actualidad sí, especialmente desde que un informe de 2006 publicado por la Universidad de California revelase que la industria del cine y la televisión es la segunda más contaminante de la zona, por detrás de las refinerías de petróleo. Aquel informe estimaba que estas producciones generaban 140.000 toneladas de ozono y otras partículas contaminantes. «Es muy complicado medir solo el impacto medioambiental de Hollywood, porque la producción fílmica está muy fragmentada y sus emisiones muy vinculadas a otras industrias, como medios de transporte, manufacturas, hostelería…», explica el profesor Hunter Vaughan, autor de ‘Hollywood’s dirtiest secret: the hidden environmental costs of the movies’ (‘El secreto más sucio de Hollywood: los costes ambientales ocultos de sus películas’). Cada vez más concienciados con el cambio climático, los gigantes del entretenimiento mundial –Amazon Studios, Amblin Partners, Disney, Fox Corporation, NBCUniversal, Netflix, Participant, Sony Pictures Entertainment, ViacomCBS and WarnerMedia–, agrupados en la SPA (Alianza por una Producción Sostenible) publicaron en marzo un informe sobre la huella de carbono de las películas y series producidas entre 2016 y 2019. Las producciones más importantes emitieron, de media, 3.370 toneladas de CO2, mil las grandes, 760 las medianas y casi 391 las pequeñas. Se analizaron más de 150 películas y 260 series. «La gran paradoja de Hollywood es que es a la vez una máquina muy eficiente y todo un tributo a la cultura del exceso», destaca Vaughan. De esto último, sobran los ejemplos en la historia del cine. Durante la producción de ‘Cantando bajo la lluvia’ (1952) necesitaron dejar correr el agua durante ocho días para lograr la caída y los charcos perfectos que dieran al famoso número musical de Gene Kelly la poética necesaria. En la semana de ensayos, recuerda este experto, todo se complicó, porque cuando los vecinos del barrio de Culver City activaban sus riegos automáticos, la presión bajaba. Y tocaba volver a perfeccionar la lluvia artificial. Al despilfarro, en el caso de ‘Titanic’ (1997), se suma el impacto ecológico. Fox ordenó construir en Rosarita (México) unos estudios acuáticos que, según las crónicas de la época, costaron más de 50 millones de dólares. La joya de la corona de este complejo son los cuatro tanques donde se grabaron todas las escenas subacuáticas. En el más grande, en el que se hundió la réplica del Titanic, caben casi 76 millones de litros de agua de mar. En su construcción participaron decenas de profesionales locales, por lo que el entonces presidente de México, Ernest Zedilio, decidió conceder a James Cameron la distinción de la Orden del Águila Azteca. La cara B de este rodaje la sufrieron los pescadores de Popotla, quienes afirmaron que la contaminación afectó a la vida silvestre de la zona. Sus capturas, protestaron, sabían a cloro. «Y las langostas aparecen muertas en las playas», clamaron en declaraciones recogidas por Efe.Un paraíso cerradoOtro taquillazo protagonizado por Leonardo Dicaprio, –paradójicamente, conocido también por su activismo ecologista– estuvo también en el punto de mira: ‘La playa’ (2000). La cinta dirigida por Danny Boyle se rodó en Maya Bay, dentro del parque natural de las islas Phi Phi, donde se plantaron nuevos árboles y se recolocaron las dunas para cumplir con los propósitos estéticos de la película. Aunque los productores realizaron donaciones a distintos organismos locales para recuperar la zona, el parque perdió sus defensas naturales contra la erosión. Y después se sumó la invasión turística. El éxito de la producción llevaba cada día a las islas Phi Phi más de 5.000 viajeros y 200 barcos cada día. El 80 por ciento de la barrera de coral de la playa, según ‘The Guardian’, quedó destruida por la contaminación. En 2018, para salvar el ecosistema, las autoridades tailandesas decidieron cerrarla ‘sine die’. En la conciencia de Hollywood también pesa ‘Mad Max: Furia en la Carretera’ (2015), rodada en 2012 en el desierto de Namibia. Aunque el rodaje aportó 27 millones de dólares a la economía del país y dio empleo a 900 locales, un informe de 2013 reveló que zonas sensibles del desierto habían sido dañadas. Los ecologistas vieron huellas de neumáticos en lugares antes vírgenes.Incluso películas como ‘Avatar’ (2009), con un mensaje ecologista y una cantidad importante de efectos digitales, entra en contradicción con su filosofía verde invirtiendo parte del presupuesto en grandes viajes del equipo a destinos paradisiacos para empaparse de la filosofía espiritual de Pandora o en decorados y attrezo, enumera Vaughan. «La verdadera filosofía de un rodaje verde supone grabar con ciertos límites, como reducir el uso excesivo de recursos naturales y la representación de explosiones y escenas violentas, limitar los lujos excesivos innecesarios como los camerinos individuales de las estrellas o los vestidos de 10.000 dólares que solo se usan una vez, evitar destruir la fauna y flora local para conseguir la secuencia perfecta… Ese tipo de cosas, que harían los rodajes más baratos y sostenibles, están en el ADN de Hollywood», explica este experto.Con todo, Hollywood está empezando a despertar. Netflix, por ejemplo, cuya huella de carbono supera el millón de toneladas, pondrá en marcha un plan para llegar a cero emisiones a finales de 2022. Las guías de la SPA animan a los socios a usar una calculadora de carbono para medir sus emisiones y recomiendan gestos tan simples como dejar de usar botellas de agua de plástico y colocar grandes bidones para rellenar cantimploras personales, imprimir solo lo que sea necesario, reciclar todos los residuos, usar iluminación LED y tener placas solares, moverse en vehículos híbridos y usar la bicicleta dentro del set de rodaje, donar las sobras del catering...El poder del marketingSuperproducciones como ‘Spider-Man 2’ (2014), por ejemplo, presumen de su faceta verde, incorporando a su rodaje la figura del consultor medioambiental. Durante la producción del que se considera el taquillazo más ecológico de la historia de Sony Pictures, el equipo logró ahorrar casi 200.000 botellas de plástico, donó casi 6.000 comidas y convirtió casi 50 toneladas de residuos en compostaje. La misma cantidad de decorado y attrezo que dejaron disponible para futuras producciones. Contaron todos sus avances en la cuenta de Twitter @EcoSpidey, donde se puede ver también a los protagonistas de la cinta, Andrew Garfield y Emma Stone, participar en actividades para cuidar el planeta. Lo mejor para los productores es que, además, gracias a estas iniciativas verdes lograron ahorrar 400.000 dólares.‘Jurassic World: el reino caído’ (2018), dirigida por Juan Antonio Bayona y rodada entre Londres y Hawái, siguió la misma estrategia: eliminar las botellas de plástico de un solo uso, usar solo vehículos híbridos y un 75 por ciento de iluminación LED. Además, incentivaron el reciclaje con carteles de pequeños dinosaurios y donaron 145 kilos de alimentos que sobraron del catering de rodaje a comedores sociales de Reino Unido. En la isla de Hawái, donaron los excedentes alimentarios a comedores infantiles, pero también 150 metros de vallas a entidades sociales. Si bien la conciencia medioambiental de Hollywood es cada vez mayor, tampoco se puede negar que en el discurso ecologista hay una parte importante de marketing. «Tiene mucho sentido ser cada vez más ecologista, y Hollywood siempre ha tenido entre sus principios la eficiencia. Pero también es cierto que es el sector que mejor entiende la importancia de mantener una buena imagen pública, en parte porque se encarga de crear iconos a nivel social. También tiene la habilidad de distraer al público sobre lo que realmente está pasando en su interior. Por tanto, sí están haciendo importantes esfuerzos pero también hay campañas mediáticas para parecer cada vez más ecológico (’greenwashing’)», señala Vaughan.Avances en EuropaEl Instituto de Cine Británico también ha mostrado su preocupación por el medio ambiente. Los grandes ‘blockbuster’ europeos, con un presupuesto medio de 70 millones de dólares, producen unas 2.840 toneladas de CO2, una cifra que tardan un año en neutralizar 1.500 hectáreas de bosque. «Los rodajes, sobre todo las superproducciones, pueden ser muy contaminantes, pero hay una sensibilidad creciente en este sentido por parte del sector audiovisual», apunta Carlos Rosado, presidente de la Spain Film Comission, que no se resiste a contar una anécdota para ilustrar que esta preocupación viene de lejos: «Durante el rodaje de ‘Indiana Jones y la última cruzada’ en la playa del Mónsul (Almería), hay una escena en la que unas gaviotas salen espantadas. Pero al final hubo que grabarla con palomas blancas y tardaron luego mucho tiempo en eliminarlas, porque alteraban el equilibrio ecológico de Cabo de Gata».Rodaje de 'Servir y proteger' - Pipo Hernández«Europa lleva ya tiempo trabajando en el concepto de ‘green screen’ o ‘green shoting’ para evaluar el impacto de los rodajes. Hay una calculadora de la huella de carbono y se van elaborando guías que ponen el acento tanto en los transportes –responsables de la mayoría de emisiones de CO2– como en la gestión de residuos, la no alteración de los espacios naturales....», puntualiza Rosado. «Muchas productoras ya aplican estos protocolos, a veces derivados de las imposiciones de compañías internacionales, que tienen seguros de responsabilidad muy potentes con cláusulas medioambientales. Cuidar siempre es más barato que arreglar. Y los protocolos de la pandemia para evitar aglomeraciones ayudan también en este sentido». Un buen ejemplo europeo de producción verde es la serie francesa ‘El colapso’, que hablaba del fin de nuestra civilización a causa de un desastre climático. En consecuencia, impusieron un ‘eco-rodaje’: redujeron los residuos comprando a granel, crearon un comedor vegetariano, eliminaron las botellas de plástico de un solo uso, utilizaron decorados y vestuario de segunda mano, usaron transportes comunitarios y eliminaron los privilegios de las estrellas.En España, además de los rodajes internacionales, se experimentó con ‘El secreto de Ibosim’ (2020), rodada íntegramente en Ibiza. Se desplazaban en vehículos híbridos y cambiaron el avión por el barco. En televisión, ‘Servir y proteger’ acaba de inaugurar esta senda verde. «El ecologismo será tendencia. Pronto las plataformas lo exigirán, así que dijimos: ‘Adelantémonos’. De momento estamos en la fase de estudio, aunque es cierto que las diarias, que usan los mismos decorados meses, son más eficientes que otras series. Pero podemos optimizar transportes, papel...», reconoce Álvaro Benítez, director de nuevos negocios de Plano a Plano, productora de la serie diaria de TVE. «Y si además de ser útil y necesario mejora nuestra imagen, potenciémoslo».

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