Eva Green: «Ser actriz es un trabajo de masoquistas»

Sarah (Eva Green) es la única astronauta de un exigente programa de la Agencia Espacial Europea para viajar a Marte. Pero a la exigencia de destacar laboralmente en un mundo de hombres se le suma la exigencia de cuidar de su hija Stella, una niña de siete años a la que tiene que «entrenar» para quedarse sin madre un año. En ese escenario, nada sencillo, se disparan las complicaciones, desde el agobio de no poder pasar más tiempo con su hija, por la que se desvive, a la presión de no descuidar su trabajo.

«En las películas de Hollywood, el astronauta se asemeja a un superhombre, pero mis investigaciones me demostraron que no hay nada más humano y vulnerable que un astronauta», explica la directora, Alice Winocour. «Viajar al espacio significa experimentar la fragilidad humana y darse cuenta de hasta qué punto estamos unidos a la Tierra. Así que para mí, Tarkovsky ha sido más importante que Hollywood», sentencia la cineasta.

«Seguro que muchas mujeres se identifican con mi personaje porque saben lo difícil que es compaginar la familia con el trabajo», cuenta a ABC la actriz Eva Green. «La película propone ese dilema, el de crecer en la carrera profesional cumpliendo un sueño como el de ser astronauta a cambio de alejarse un poco de los hijos», explica una actriz que, asegura, ha vivido esa experiencia en sus propias carnes. «Yo tengo una grieta entre mi profesión y mi hija. Viajo mucho por trabajo y, aunque es de las cosas que más me gustan de este trabajo, no es fácil», lamenta la intérprete, para la que la idea de unir estos dos mundos en la ficción es «fantástica». «El personaje vive ese mismo conflicto, y por eso es interesante, si fuera aburrido no interesaría a nadie», ratifica.

La épica espacial de las películas de Hollywood se convierte aquí en emotiva intimidad gracias a la relación que construye Eva Green con la joven protagonista, una arrebatadora Zélie Boulant. «Me enamoré de la poderosa relación entre madre e hija, ese vínculo me apasiona, me hizo llorar, es enorme. Con el personaje del astronauta interpreto al mismo tiempo el papel de una superheroína y el de una madre», cuenta la actriz, que enamoró al mundo con su debut en «Soñadores», de Bernardo Bertolucci. «No sé cómo he cambiado desde entonces hasta hoy... Soy más vieja, supongo. Tengo mucha suerte de poder seguir dedicándome a este trabajo tan loco, tan estresante... Pero sigo aquí», presume la intérprete, que compara su trabajo con el de los astronautas. «Ellos tienen superpoderes, y este trabajo de interpretación lo que requiere es fe, energía y fuerza. Es un trabajo de masoquistas, la verdad, pero tengo suerte de seguir aquí y de haber trabajado con fantásticos directores y de haber explorado diversos mundos, incluso la ESA», sentencia.