Hazte premium Hazte premium

Centenario

«El gabinete del Doctor Caligari»: El asesinato que inspiró la peor pesadilla del cine

La primera gran película de terror de la historia del séptimo arte, obra por excelencia del expresionismo alemán, cumple cien años

Fotograma de «El gabinete del Dr. Caligari»
Lucía M. Cabanelas

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Un asesinato, un traumático episodio y Stendhal . Sin decir una sola palabra nació hace un siglo la pesadilla del cine por antonomasia, la primera gran película de terror de la historia del séptimo arte, obra por excelencia del expresionismo alemán que cumple este miércoles 100 años.

Como un delirio dentro de «El grito» de Edvard Munch, «El gabinete del Doctor Caligari» (1920) encerró el horror en planos oblicuos y extravagantes decorados de tal forma que, a través de sus distorisiones extremas y ángulos discordantes, el magnetismo de su hechizo sigue vigente en la actualidad, perpetuando un clásico de la época muda que sentó las bases de las películas de terror, noirs y thrillers de hoy en día.

Dirigida por Robert Wiene tras el rechazo de Fritz Lang, el filme surgió de dos traumas reales que inspiraron a los guionistas, Carl Mayer y Hans Janowitz, para hacer, como explica Quim Casas en el libro colectivo de «El gabinete del Doctor Caligari» (Notorious Ediciones) , «un libreto de horror y locura que era en realidad una crítica al autoritarismo social, político, militar (y también psicológico) de la época».

No es descabellado ver en los rostros trágicos y desfigurados de los actores, acentuada su expresión por su condición de película muda, un paralelismo con los rostros deformados por los efectos de las bombas o las máscaras para protegerse del gas mostaza durante la Gran Guerra. Las luces y sombras bailan estableciendo una fantasmagórica sinfornía en los 63 minutos de metraje del filme, cuya deformidad estética intensifica ese mundo tenebroso y oscuro que es como una «metáfora torturada y tortuosa de la Alemania de la época». Los decorados, ideados por artistas plásticos, juegan con la opresión del clima, dotando al ambiente de la cinta de una extraña sensación de amenaza perpetua. «El expresionismo –como le hacía decir Lang al siniestro Mabuse– no es más que un juego» .

Si bien la intención de Wiene era «reflejar los estados de ánimo de sus personajes y la atmósfera psicológica o espiritual de la historia por medio de los signos externos que están relacionados con emociones violentas y primitivas », tal y como señala en el libro colectivo Jesús Palacios, fueron dos experiencias reales las que inspiraron la historia del Doctor Caligari (Werner Krauss) y el sonámbulo al que utiliza para cometer asesinatos, Cesare (Conrad Veidt), que además es capaz de predecir la muerte.

Durante un paseo en solitario en una feria de Hamburgo y atraído por su belleza, Janowitz persiguió a una joven hasta la entrada de un bosque sin que ella percibiese su presencia. La perdió de vista, escuchó un grito y vio cómo una sombra se deslizaba entre los arbustos. Al día siguiente, el guionista se enteró por un periódico local de que la mujer a la que siguió había sido asesinada y, motivado por una inexplicable pulsión, asistió al entierro, donde advirtió la presencia de una silueta en la que creyó reconocer al asesino de la noche anterior, tal y como él mismo le contó a Siegfried Kracauer. Por su parte, Carl Mayer fue sometido a un «sádico ejercicio de psiquiatría» durante la Primera Guerra Mundial .

Así, el primer guión de «El gabinete del Doctor Caligari», que luego modificarían para enfado de los escritores, surgió de dos episodios diferentes pero igualmente traumáticos que marcaron a unos libretistas que nunca más volverían a coincidir en una película. «El tempo aletargado del sonámbulo surge de aquella experiencia nocturna del poeta checo (Janowitz), mientras que el retrato de una autoridad dictatorial nace con la experiencia psiquiátrica del escritor austriaco (Mayer). Mayer fue sometido a constantes evaluaciones mentales por parte del alto mando y acabó desarrollando un abierto rechazo contra los psiquiatras que le juzgaron una vez el mundo había entrado en guerra», explica Casas.

Y Stendhal nombró al villano

Al final, solo quedaba darle forma a esa pesadilla surgida de su propia experiencia. Para ello, ambos guionistas acudieron a una feria en la que vieron a un hombre, que parecía hipnotizado, realizar increíbles premoniciones. Y como espoleta definitiva para culminar la puesta a punto del libreto del clásico del cine de terror, un libro de Stendhal que terminó moldeando al villano principal de la historia: en el ejemplar del escritor aparecía un oficial italiano llamado Caligari. A partir de entonces, Mayer y Janowitz solo necesitaron un mes y medio para escribir el relato.

Según el teórico Kracauer, que analizó la película en «Una historia psicológica del cine alemán», «los autores estigmatizaron intencionalmente la omnipotencia de una autoridad estatal que se manifestaba en la generalización del servicio militar obligatorio y las declaraciones de guerra (...) el personaje de Caligari representa la autoridad ilimitada que deifica el poder por el poder mismo (...) y había creado a Cesare con el oscuro designio de retratar al hombre común que, bajo la presión del servicio militar obligatorio, se le enseña a matar y a ser muerto».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación