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Festival de Cannes

Almodóvar, favorito para la Palma de oro con permiso de Tarantino, Bong Joon-ho, Bellochio y la sorpresa

La sección oficial se cerró el viernes con el palestino Elia Suleiman, que presentó una preciosa miniatura

Antonio Banderas, Penélope Cruz y Pedro Almodóvar, en la presentación de Dolor y gloria en Cannes AFP
Oti Rodríguez Marchante

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La competición de Cannes está ya vista para sentencia tras la exhibición de sus dos últimos títulos, el francés «Sibyl», de Justine Triet , que era tan para relleno como la crema pastelera, y el palestino « It must be haven », una de esas ingeniosas y encantadoras miniaturas de Elia Suleiman , guionista, director y actor de su película que tiene un estilo de humor visual y de perplejidad en el rostro que facilita el manejo de un tópico para describirlo: como Buster Keaton o como Jacques Tati . Naturalmente, la distancia es oceánica en humor y hallazgo, pero, viniendo de donde viene, tiene su mérito.

De la película francesa no hay mucho de qué hablar, que sus tres protagonistas femeninas tienen personalidad, Virginie Efira, Adèle Exarchopoulos y en especial Sandra Húller (genial en « Toni Erdmann ») que resulta graciosa, incisiva y rompedora en su papel de directora de una película igual de prescindible que la que la contiene. Toda la trama de psicología de baratillo y de enredo amoroso y sentimental entre una escritora y su paciente actriz tiene tan poco de novedad y sustancia como un cuenco de panchitos, y dan muchas ganas de irse de ella tanto ante la pantalla como ante el folio .

La de Suleiman es otra cosa, poquita, pero otra cosa. « It must be Heaven » tiene un argumento muy sencillo: la cámara observa a Elia Suleiman mientras que él observa el mundo que le rodea, desde su propia casa en Nazaret, donde nació; desde un París a veces vacío y a veces vacuo, o desde un Nueva York que le saca algún gesto casi imperceptible. Su humor también lo es, tan minúsculo, exclusivamente visual y con un punteo socarrón de lo contradictorio y paradójico… Un taxista neoyorquino le lleva gratis cuando se entera de que es palestino, que nació en Nazaret, ¡en Nazaret! , o un pajarillo que se cuela en su habitación parece el único interesado en lo que escribe en su ordenador: su encuentro con un productor de París (por cierto, el mismo que le produce esta película) es frustrante: su proyecto no es el apropiado a lo que se espera de «lo palestino»… Y de hecho, que nadie busque un cliché del problema palestino, sino más bien un contracliché o un deseo: un pueblo, una juventud, que podría estar a otra cosa.

A horas del Palmarés

Y el interés se centra ahora en los entresijos de un Palmarés que será público en la gala de clausura, y que no nos permite, de momento, más que tirar dardos y probablemente no acertar. El jurado siempre es impredecible y suele tener intenciones «creativas» , y más en este caso que está compuesto por varios directores con eso tan útil que se llama personalidad: González Iñárritu, Pawel Pawlikowski, Yorgos Lanthimos o Alice Rohrwacher. Si la lógica y el entusiasmo contaran, sin duda la Palma de Oro sería para Pedro Almodóvar , pues « Dolor y gloria » ha sido la película más aplaudida, más valorada y que mayor arrebato y admiración ha causado aquí. Pero si se tienen en cuenta otros factores, del tipo ¿ qué tal se llevará Iñárritu con Tarantino ? O ¿volverá a trabajar DiCaprio con Iñárritu?, la cosa puede tener sus variantes.

Con una vara de medir personal, incluiría entre las favoritas la película coreana de Bong Joon-ho, «Parásitos», la más brillante y sorprendente de cuantas han programado, y la italiana de Marco Bellochio, «El traidor» , que habla hasta por los codos. Y tendrían un sitio en el Palmarés «A hidden life», de Terrence Malick , y las actrices de “Portrait de la jeune fille en feu”, Adèle Haenel y Noémie Merlant, y para la interpretación masculina estaría Antonio Banderas y/o el mafioso Tommaso Busceta que interpreta Pierfrancesco Favino. Pero, todo esto, mañana, cuando el Jurado sentencie, no será más que las hojas verdes y gruesas que se le cortan a los puerros.

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