Si fuera un dilema el tono con el que ha de inaugurarse un Festival de Cine, si de un modo ligero o de forma trascendente y honda, el de Barcelona lo ha resuelto sin ninguna duda: ‘Mi crimen’, la película de François Ozon que ... abrió el programa de la séptima edición es una pura golosina, una obra espumosa y desenfadada que se construye con el aire de una intriga criminal, un juicio pintoresco y unos personajes con un divertido toque estrambótico. El asesinado, la sospechosa y acusada, el juez instructor, la estrella del cine mudo que reclama su culpabilidad…, una trama que se enreda sin apretar y que produce una agradable sensación de frivolidad y esparcimiento.
Como la acción transcurre en los años treinta, Ozon se -o nos- regala el placer de una ambientación primorosa en un París de plazas, tejados y cromas, además de un buen apunte sobre lo mordaz en tiempos del surrealismo, el cual impregna en cierto modo la construcción de los personajes y lo desorbitado de sus actos. La protagonista es Nadia Tereszkiewicz , cuyo papel de rubia, ingenua, actriz y moralmente osada no necesita equilibrio, sino teatralidad, y lucha con gracia para que no le arrebate el plano Isabelle Huppert, esa mujer devoradora de la cámara y que aquí se divierte haciendo piruetas a lo Gloria Swanson. También lo pasan estupendamente Frabrice Luchini, Dany Boon y el resto del reparto y de la platea. Un divertido comienzo.
Los primeros títulos en proyectarse eran ‘ La desconocida ’, un thriller de Pablo Maqueda protagonizado por Laia Manzanares y Manolo Solo , y ‘El caso Padilla’, de Pavel Giroud , un documental sobre el poeta cubano Heberto Padilla que impacta por su material de archivo, por los testimonios de algunos de los grandes escritores del siglo y por la degradación que sugiere, tanto del personaje como de la imagen pasada y presente de Cuba.
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