Así conquistó Ronald Reagan la Casa Blanca desde Hollywood
El documental 'Los Reagan', que se estrena este domingo en Movistar+, desvela cómo consiguió el intérprete convertirse en presidente de Estados Unidos
Ronald Reagan
«Si no eres un buen actor, no puedes ser un buen presidente». Así justificaba su pasado entre bambalinas Ronald Reagan (1911-2004) cuando fue proclamado el presidente número 40 de Estados Unidos en 1981, tras ganar a Jimmy Carter . En ... el documental 'Los Reagan' (que Movistar+ estrena este domingo) se analiza el ascenso al poder del hijo de un vendedor de zapatos alcohólico y de una predicadora, que le inculcó el pensamiento mágico: si lo piensas se hará realidad.
Se convertiría en el primer presidente divorciado de la historia y en el de mayor edad, 'honor' que le arrebataría primero Donald Trump y Joe Biden después. Con Trump se crean ciertos paralelismos (Reagan también decía aquello de «Haremos que América sea grande»). Su insólita victoria (ninguna encuesta predijo que ganaría) conmocionó a la sociedad. El documental de Matt Tyrnauer se pregunta si la elección de un actor como presidente ha llevado a la política estadounidense donde está hoy.
La fábrica de mitos de Hollywood
Varios de los entrevistados aseguran que Reagan fue un creador de mitos que nadie ha llegado a entender del todo. Interpretó a un héroe estadounidense, primero en el cine y luego en política. El propio Reagan confesaba que no se consideraba un político, sino solo un ex actor . En el primer episodio, el más interesante para cualquier cinéfilo, se dan las claves de su progresivo ascenso, de estrella de cine liberal a político conservador.
Reagan comenzó como comentarista deportivo en la radio a finales de los 30. La realidad comenzó a confundirse con la ficción cuando un cazatalentos se fijó en él y debutó con la Warner en 'El amor está en el aire' interpretando a… un locutor. El jefazo Jack Warner afirma que traspasaba la pantalla, gracias a su buen sentido del humor y a su sonrisa. Ese buen aspecto y «leer bien sus frases» encandilarían al electorado años después.
Por aquel entonces, la vida en Hollywood era una invención creada por columnistas de cotilleos como Louella Parsons . Quiso el destino que la Parsons fuera del mismo pueblo que Reagan, lo que la convirtió en una suerte de madrina. En el cine también interpretó al jugador de fútbol americano que nunca llegó a ser, lo mismo le ocurriría al alistarse en el ejército. Su miopía le impidió entrar en combate e invirtió aquellos años en rodar películas de propaganda. Se fue ganando el favor del público a través de la pantalla.
Su interés por la política se afianza al convertirse en el presidente del sindicato de actores . A finales de los 40, llega a cooperar con el FBI contra la amenaza comunista. Su primera mujer, la actriz Jane Wyman , le pediría el divorcio por este motivo. Conoció por culpa de un malentendido con una de esas listas negras a quien sería la mujer de su vida, otra actriz, Nancy Davis , la futura Nancy Reagan (1921-2016), a la que todos temerían. «Era como el presidente del estudio de cine», revelan. El padrastro de Nancy era ultraconservador, algo que influenció a Reagan. En los 50, con varios hijos y sin una carrera firme como actor, firma un lucrativo (y polémico) contrato con General Electric (que incluía un casoplón), lo que le convirtió en un anuncio viviente durante años .
Comienza a desarrollar una visión corporativa de EE.UU. que guiaría sus discursos. Famoso es aquel en apoyo al candidato republicano a gobernador de California que se emitió por la televisión nacional. Tras verlo en acción, un grupo de empresarios millonarios vio en él a su perfecto candidato. Sus bazas: su frescura y elocuencia , y sobre todo su capacidad para aprenderse de memoria las tarjetas que le escribían sus asesores. No en vano se había pasado 30 años de su vida delante de las cámaras. En todas las reuniones, a su lado, Nancy Reagan, escuchando, aprendiendo, apoyándole. El propio hijo de la pareja, Ron Reagan , cuyas demoledoras declaraciones sorprenden, considera a su padre como ese héroe que interpretaba a un político en el mejor papel de su vida . «Tuvo el apoyo de ricos y poderosos, pero siempre dependió de su mujer porque ella sabía que en el fondo solo era un actor», explica.
Reagan ganó en la campaña en California, el primer paso hacia la Casa Blanca, emulando al James Stewart de 'Caballero sin espada', el filme de Frank Capra . Pero no se lo tomaron en serio, como actor parecía anticuado (según su hijo, sus padres tenían «miedo de los Beatles» ) y proclamó «ley y orden» cual sheriff del filme de igual nombre (en España, 'La ley del Oeste'). Fue pionero de un nuevo lenguaje, sobre todo con respecto a la política racial.
Colin Powell , ex secretario de Estado, afirma que no podían dejar que se saliese del guion, que tuvieron que protegerlo de sí mismo . Siempre la confusión entre realidad y ficción, entre la política y el cine, parecieron perseguir a Reagan, que a punto estuvo de morir, tras ser elegido presidente, por los disparos de un tipo obsesionado con Jodie Foster que parecía imitar al Travis Bickle de 'Taxi Driver'. Pero esa es otra historia…