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Cómo crear un monstruo y hacer que se convierta en un icono

¿Qué da más miedo: el grotesco xenomorfo de «Alien» o algo que muestre quienes somos? Varios expertos se pronuncian.

«Alien: Covenant» es una de las últimas películas del género que exploraron las criaturas extraterrestres IMDb

Mariló García

El arte de Francis Bacon, la oscura visión de H. R. Giger, el cómic underground y la mitología griega fueron algunas de las fuentes de inspiración de «Alien», la película de Ridley Scott, que sigue contando en su 40 aniversario con el monstruo más mítico de la historia del cine, cuya visión grotesca de lo desconocido ha influenciado en la cultura pop. Pero, ¿cómo se crea a la criatura fantástica, qué hace que se convierta en un icono?

«El cine de terror saca la parte más infantil del oficio. Lo que no comprendes del monstruo, lo grotesco, es lo que te da más miedo, eso lo hace icónico», comentaba el director Paco Plaza en el pasado Festival de Sitges. Cree el creador de los licántropos de «Romasanta» y de los zombies (¿o eran infectados?) de la saga «[REC]», que «todos tenemos varios monstruos dentro, conflictos con nuestra forma de vivir , y el cine de terror es una vía de escape. El género te permite una introspección psicológica desde la metáfora, muestra quiénes somos y qué nos inquieta de una forma más sutil. Un hombre lobo hace referencia a la sexualidad reprimida».

Milla Jovovich, en «Paradise Hills» IMDb

Ya observaba el visionario Edgar Allan Poe, autor de «El gato negro» o «El cuervo», que el terror se escondía en «la densa oscuridad del corazón». Un psicólogo le contó a Plaza que en su película «Verónica» la protagonista era realmente el monstruo, «esa niña que está harta de cuidar de sus hermanos y que necesita que alguien los mate». La amenaza puede encontrarse pues en algo inofensivo, desde animales («Los pájaros», de Hitchcock) a los mencionados niños. «El terror casi nace con nosotros. Quizá los bebés lloren por eso», decía el maestro Chicho Ibáñez Serrador, creador de «¿Quién puede matar a un niño?», película de culto en la que la ingenuidad infantil es cuestionada y la víctima pasa a ser un peligro en potencia. Esta idea del «mal camuflado a través de la inocencia», como recuerda a este diario Alice Waddington, la directora de «Paradise Hills» , se ha representado a fondo en el cine de terror. «Si a esto le añadimos, metafóricamente, la crueldad de la idea de mujeres fagocitándose mutuamente, obtenemos un monstruo tan horroroso como reconocible», explica. En el internado de lujo comandado por una Milla Jovovich bella y peligrosa «el verdadero origen emocional de la monstruosidad es la competencia entre las mujeres. Esas normas sociales que nos hacen menos aceptables según ganamos en edad y sabiduría. La obsesión con la perfección, con avatares que son más populares que nosotros mismos».

La ambigüedad del género

Otro actor que ha sabido explotar el atractivo como amenaza es Patrick Wilson, curtido en las sagas «Insidious» y «Expediente Warren» , filmes que elige porque, ante todo, se basan en dramas familiares reales. «Me gustan las películas de terror con las que empatizo. Si no te preocupas por esas personas no lo harás por nadie» , declaraba a ABC durante la presentación de «En la hierba alta», el filme de Vincenzo Natali en el que muestra su lado más oscuro. «Lo que más me gusta del terror es su ambigüedad. Algo bello puede ser malo. La hierba parece un lugar pacífico pero hospeda el mal», analizaba el director canadiense.

Ya lo experimentó con la criatura anfibia de la perturbadora «Splice», un híbrido en el que Natali, confiesa, invirtió 12 años. «Fue creado con diferentes técnicas, usamos marionetas y a un humano alterado digitalmente». Para más inri, la criatura tenía que ser deseable, lo que condicionó el casting de la actriz. El engendro resultó tan caro que la idea no cuajó hasta que Guillermo del Toro, un auténtico fanático del terror, resucitó el proyecto. El director mexicano, además, ha logrado en sus filmes que estas criaturas no sean los villanos sino personajes excluidos, solitarios y honestos, algo insólito. «El terror como el humor ha evolucionado, pero lo que perdura siempre son las imágenes fuertes y bien diseñadas», ha manifestado en más de una ocasión.

La importancia del contexto

Para llegar a ese diseño perfecto es necesario un esquema al detalle, según el especialista en efectos especiales José Manuel Meneses, creador, entre otros, del monstruo de «El laberinto del fauno» . «Del Toro nos da lecciones a todos, te viene con los bocetos, con ideas. El guion tiene que explicar los miedos y las razones de ser de la criatura. ¿Por qué lleva cuernos, es verde por algo? "Alien" tenía una motivación sexual, el diseño se adapta y ves falos en toda la película». También es importante el escenario en el que la criatura se desenvuelve. «Ni "Alien" ni Freddy Krueger dan miedo porque sí. Si los ves en un carnaval te ríes. Un gorila en el zoo no da miedo, en la selva, sí. En "Alien" el decorado es el monstruo; en "Tiburón", la música. El monstruo icónico es aquel que da miedo aunque no tendría por qué, como una niña con el pelo mojado por delante de la cara». Y recuerda el fauno tras el que se escondía Doug Jones como uno de los más complejos de su carrera. «Llevaba un traje completo con extensiones, con unos zancos. Tuvimos que borrarle las piernas con digital. Era muy alto, no veía por los ojos falsos y se chocaba con sus grandes cuernos».

Delgado, con una altura de dos metros y brazos y piernas más largos de lo normal, Javier Botet es otro de los actores imprescindibles a la hora de encarnar a criaturas fantásticas , como la Niña Medeiros en «[REC]» o el xenomorfo de «Alien: Covenant», entre otros muchos. «He explotado mi cuerpo contrahecho porque presenta una gran cantidad de sufrimiento», contaba en Sitges, donde fue premiado este año. «Para defender al personaje tengo que tener una motivación. Hay monstruos que dependen de lo que ansían. Si un espectro tiene poder no se pone nervioso , si es un animal sin razón puede ser más agresivo». En su extensa experiencia, cree Botet que el terror «está en que la persona no sepa enfrentarse al qué . Algo que intuyes peligroso, que no se ve, diferente, o con movimientos no naturales, eso es lo que da más miedo». Vincenzo Natali es de los que opina que «los monstruos que permanecen son aquellos que expresan algo de nosotros mismos». Y, entonces, ¿«Alien»? Según el director, “«Alien» es la excepción. Representa algo inhumano, con lo que no puedes conectar. Eso lo hace aún más terrorífico y, por eso, es icónico».

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