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ABC Cultural

Alfred Hitchcock, el hombre que sabía demasiado

Se cumplen 121 años del nacimiento del maestro del séptimo arte. Recuperamos, por su interés, el texto de Juan Manuel de Prada publicado en 2019 sobre el cineasta

Alfred Hitchcock
Juan Manuel de Prada

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Las facciones de bebé abotargado, la sonrisa flácida o quizá displicente, los andares patosos, la voz nebulosa y como tranquilamente triste, el indefectible traje negro que apenas abarcaba su barriga y la corbata del mismo color que le oprimía su cuello de doble o triple ... papada. He aquí uno de los emblemas más universales de nuestra cultura. Alfred Hitchcock quizá sea (con permiso de Chaplin) el director de cine cuya efigie se ha incorporado con mayor nitidez al imaginario colectivo. Nació en Londres en 1899 y amuebló la tierra en 1980, cuando ya llevaba instalado en Estados Unidos cuarenta años. Pero, más que las fechas de su natalicio y defunción, importan las de su biografía amatoria: se casó a los 27 años (siendo todavía virgen, según confesión propia) y sobrellevó los últimos cincuenta de su vida conyugal sin incurrir en el coito. Su época de actividad sexual apenas duró, pues, cuatro años; los setenta y siete restantes los empleó en maquinar sus lujurias puramente mentales, ese universo malsano y tórridamente gélido que caracteriza su cine. Mentiríamos, sin embargo, si afirmáramos que su cine delata al reprimido o al insatisfecho; por el contrario, su alambicado erotismo está siempre recorrido de un humor entre flemático y malévolo, que convierte cualquier historia de amor en una perversa y regocijante charada.

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