Alauda Ruiz de Azúa: «La maternidad es todo lo contrario a la perfección»

Una en la que reflexiona sobre su propia vida a través de sus protagonistas y en la que no blanquea lo que además de un regalo también puede ser un mal trago. Por la falta de sueño, la inexperiencia. «Vivimos un momento un poco confuso. Las redes sociales lo edulcoran, vuelve todo muy idílico solo enseñar determinadas cosas», reflexiona. En ‘Cinco lobitos’ la verdad va por delante. Los puntos saltan, la pareja estorba y el sueño irrita. La vida cambia. « La maternidad es todo lo contrario a esa clase de perfección . Es algo que desencadena muchos cambios, que por supuesto puede ser precioso, pero es complejo y también tiene cosas que tienes que enfrentar y reconstruir», reconoce.

Como la relación de pareja, o incluso el trabajo. « La conciliación ahora mismo es una utopía . Sería más bonito que fuera un derecho que una utopía, pero al menos ya hay una conversación, empezamos a ser conscientes de que una generación de mujeres que se ha quedado en casa, en el ámbito doméstico, mantuvo todo el tejido de la sociedad. Y ahora tenemos que encontrar nuevas fórmulas para que la gente pueda tener una familia, pero sin que las mujeres paguen el peaje», asegura.

Alumbrar una película, dar vida a un hijo: partos complicados. Todavía lo es más ir añadiendo «capas» a la historia, que protagonizan Laia Costa y Susi Sánchez , hija y madre en ‘Cinco lobitos’. La maternidad hizo que Ruiz de Azúa mirara hacia su interior, a su relación con sus padres, y tomara conciencia de que nunca se deja de ser hijo. A partir de ahí construyó la esencia de una película que funciona como una rueda, en la que todo termina donde empieza y comienza donde acaba. «Se habla del círculo vital: el nacimiento, la vida, el desarrollo de la persona y la muerte. Al final se cierra el círculo», desvela Sánchez.

Para la directora, la maternidad es una crisis de la que se sale fortalecida; para la veterana actriz, ganadora del Goya en 2018 por ‘La enfermedad del domingo’, es una experiencia que lleva implícito un aprendizaje, un cambio en la mirada. En la cinta, hija y madre se dan el relevo: la inseguridad de la novata desaparece, y las dudas arrecian en el personaje de Sánchez a medida que el tiempo pasa. En la madurez de ambas todo adquiere otra dimensión y Costa «empieza a tener una comprensión distinta de lo que es ser madre» cuando le toca, como hija, cuidar del personaje de Susi Sánchez.

«Va habiendo un ensamble en la película. Las dos aprenden. La hija madura y la madre aprende a morir también», asegura la intérprete, consciente del regalo de un papel tan rico en matices, pero también de lo que escasean cuando la edad cuenta más que la experiencia. « La mayoría de las actrices de mi generación se han quedado en la cuneta porque no han podido salir adelante. Los cuatro papeles que hay nos los repartimos entre Petra Martínez, yo y alguien más que tenga mi edad. No hay más personajes, pero hay menos actrices. Si se escriben los personajes, salimos de la zona de confort», sentencia.