'14 días, 12 noches': la maternidad y el luto compartidos

«Son mundos totalmente diferentes; dos estilos que no tienen nada que ver. Xavier [Dolan] es exuberante; sus diálogos marcan el ritmo de la película. Esta es muy contemplativa, donde los paisajes hablan por sí solos», cuenta la actriz durante una mesa redonda con varios medios españoles por videollamada (en vertical, vaya, como 'Mommy'). Tampoco habló mucho con Jean-Philippe Duval (53), un director «sumamente discreto», una vez llegó ella a Hanói , donde rodaron la película.

Esos paisajes son Canadá y Vietnam. El duelo en silencio de la protagonista contrasta con el ruido de Hanói: «La cantidad de gente que pasa, las motos, ese bullicio, esas idas y venidas que contrastan profundamente con el estado anímico de Isabel [Anne Dorval] cuando pasea por la ciudad». Incluso prescindieron de algunos diálogos por superfluos.

Dicha dualidad también se manifiesta en el casting , pues la otra protagonista –que inaugura la película con un flashback – es la madre biológica ( Leanna Chea ) de esa niña vietnamita de la que nunca supo tras darla en adopción. El personaje de Dorval busca una paz que nunca consigue hasta que conoce a «la otra». La metáfora está servida, Occidente versus Oriente, y la complicada relación de Vietnam con Estados Unidos y Francia salpica la de estas dos mamás de una misma niña. Una es oceanógrafa; la otra, artista y guía turística.

Dorval recuerda que es canadiense («No tenemos nada que ver con los estadounidenses»), pero reconoce haber sentido durante el rodaje la mirada de los vietnamitas «hacia el americano». Esa memoria de los pueblos y de estas dos mujeres duele, pero la reconciliación se atisba en '14 días, 12 noches', a pesar de que la madre adoptiva esconda su identidad y el motivo del viaje. «Es una mujer que durante toda la película guarda un secreto terrorífico con un peso enorme. Ella no se atreve a ser la americana malvada que adoptó a una niña asiática. En toda su culpabilidad se hace muy amiga de la madre biológica. Comparte con ella una maternidad y consigue superar el duelo gracias a ella», explica Dorval.

A la actriz, que presume de no llevarse el papel a casa («No me hace falta apuñalarme ni darme golpes para sentir lo que debo hacer»), le permitió este guion explorar algo que se planteó como madre primeriza: «Cuando se da a luz, creo que todas las mujeres se plantean en un momento dado "¿y si muere?", ¿y si algo le pasa?". La reacción es que si algo le pasa, no puedo seguir viviendo; me suicido. Con el tiempo vas alejando de ti ese pensamiento, pero ahí sigue».