Festival de San Sebastián

El paraíso gay de 'Maspalomas' o el peso de un armario entreabierto

Sorrentino presenta en la Sección perlas 'La Grazia', otro 'fresco' italiano sobre la política, el poder y el saber

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Los actores Kandido Uranga, Nagores Aramburu y José Ramón Soroiz, durante la presentación de 'Maspalomas' EP

Maspalomas es un zona al sur de Gran Canaria que se ha convertido en uno de los centros favoritos del turismo gay, y allí, en sus playas, comienza la historia que cuentan Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi en esta película que compite por la ... Concha de Oro. La cámara nos presenta a Vicente, el personaje central, en lo que es su vida cotidiana: tiene setenta y pico años, dejó hace ya muchos a su mujer y a su hija en San Sebastián y, tras una relación larga con un hombre, se dedica al ligoteo playero y a la desenfrenada vida nocturna. La primera media hora de la película nos informa sin ahorro de detalles sobre los ambientes y trajines sexuales del lugar, y del tipo de relaciones y conversaciones entre la colonia local y turística, con lo que uno podría quedarse atrapado ahí como en una de aquellas películas 'sociológicas' de Pajares y Esteso. El guion cambia de rumbo cuando ya roza el límite del 'chunda-chunda' y la película se convierte en algo serio, con Vicente obligado por circunstancias ineludibles a hacer el camino de vuelta; digamos que volverse a meter en el armario.

'Maspalomas', además de lo que habla, de la homosexualidad y sus rincones y divertimentos, aborda otros asuntos no menos importantes, como la vejez, la soledad, las residencias de ancianos (al filo de la pandemia), el trauma familiar, la sana amistad y la reconciliación con uno mismo y los demás. Es muy meritorio el trabajo del actor José Ramón Soroiz, que se expone al máximo física y psicológicamente en su papel, y que tiene el rostro, el cuerpo y el espíritu que necesita su personaje para los bruscos cambios que vive. Nagore Aranburu es una actriz de detalles, y los deja impresos en el papel tan complicado de la hija. Y todo lo que la película dice sobre la amistad y constante buen rollo se lo pone Kandido Uranga a su hermoso personaje.

Una película áspera, con alguna zona escarpada difícil de atravesar, pero muy sensible e ilustrativa del camino que toma y al que llega.

Pero el título a competición del día era 'Couture', más que nada porque está Angelina Jolie y tiene la ocasión de hacer uno de sus mejores trabajos como actriz, o al menos, de los más emocionales y profundos. La directora es Alice Winocour ('Memorias de París', 'Próxima'…) y ha escrito para sí misma un guion en el que aborda el mundo de la moda y las causas de la mujer y de la inmigración, aunque todo alrededor de un gran espectáculo de moda y modelos que se celebra en París.

Se cruzan allí la vida y los dramas de unas cuantas mujeres, una directora americana contratada, una maquilladora y una joven y novata modelo recién 'escapada' de Sudán del Sur, y Alice Winocour va entrelazando el argumento que se desliza paulatinamente de lo vistoso y colorido a lo dramático y lo sobrecogedor. Su argumento no rompe ningunas costuras, pero está elegantemente filmado, narrado con sensibilidad y con una Angelina Jolie, aunque académica, que regala algunos momentos de auténtica sobrecarga dramática. La otra joven protagonista, Anyier Anei, de rasgos nubios y de elegancia física natural, no le hace sombra a Angelina, pero casi.

Otra película en competición era 'Le cri des gardes', de la francesa Claire Denis, también con otra estrella americana, Matt Dillon, y es una adaptación de 'Combate de negros y de perros', de Bernard-Marie Koltès, una obra complejísima y que va más allá del racismo, del colonialismo, los deseos y los odios. Pero, la puesta en escena de Claire Denis, además de plana, no consigue transmitir ni la poesía ni la opresión ni la injusticia, y se queda clavada en varios momentos reiterativos en los que los cuatro personajes principales no avanzan ni un milímetro más allá del texto. Todo lo que no es nervio, grandeza y bajeza en esa obra, es aburrimiento, y Claire Denis no es muy experta en quitarle esa sensación a su cine.

Y en Perlas, 'La Grazia', de un Paolo Sorrentino, que, con alguna que otra 'sorrentinada', consigue uno de sus mejores 'frescos' italianos, en este caso sobre nada menos que el presidente ficticio de la República, Mariano De Santis, una maravillosa composición de Toni Servillo y un agudísimo boceto del poder, sus dudas, su necesaria reflexión y su inteligente ejercicio. Da para hablar mucho de ella, pero esperaremos a su estreno o a que convoquen elecciones.

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