La noche, de 'Oppenheimer'; pero el momento, de Ken

No es agradable ver a Martin Scorsese, uno de los pocos cineastas irrebatibles y vivo, irse tan vacío de una ceremonia de Oscar, pero él está tan acostumbrado a que le pase y los demás a verlo, que ese hecho ya apenas causa ni sorpresa ni quebranto. 'Los asesinos de la luna transparente' podría haberse titulado su película, y es una pena esa transparencia en especial por la actriz Lily Gladstone, que la llena de magia y encanto, pero al tiempo hay que alegrarse por Emma Stone, la ganadora, cuyo trabajo en 'Pobres criaturas' es tan arriesgado, insólito, preciso y hasta precioso que no admite lamentos.

Tal vez a Paul Giamatti, tan buen actor y tan bien en 'Los que se quedan', le haya perjudicado esa reciente sospecha de plagio en el guion de su película. Y tenga o no recorrido esa acusación, lo cierto es que en la película fluye el profundo aroma de su excelente director, Alexander Payne, como también lo es que ello no le ha impedido a Da'Vine Joy Randolph ganar el Oscar secundario. E igualmente cierto es que Cillian Murphy valida su Oscar con una interpretación magnífica, impecable por fuera y por dentro. Sólido, líquido, gaseoso, atómico.

Uno de los grandes éxitos del año, 'Barbie', de Greta Gerwig, y que aspiraba a ocho candidaturas, solo consiguió la de mejor canción, para Billie Eilish; no parece una gran victoria, pero se quedó con el momento guinda de la ceremonia, protagonizado por Ryan Gosling y su increíble número musical con 'I,m Just Ken'. Gosling no ganó el Oscar al que aspiraba (lo ganó Robert Downey, claro, por 'Oppenheimer'), pero fue él y su traje rosa quien le puso un 10 a la gala, también magnífica, sólida, rápida, digna y espectacular.

Y estuvieron realmente bien tirados otros premios que suelen pasar inadvertidos para todos salvo quienes los ganan, como por ejemplo los de mejor diseño de producción, mejor vestuario y maquillaje y peluquería, los tres ganados por 'Pobres criaturas', una película que, además de sorprendente y llena de creatividad y autoría, tiene en esos apartados tan cruciales para la piel de una película sus mayores motivos de asombro, junto a la interpretación de Emma Stone. Y muy bien visto el premio de mejor sonido a 'La zona de interés', de Jonathan Glazer, que se sitúa a este lado de la tapia de un campo de concentración y nazi y permite un diálogo extraño, terrible, entre la tranquilidad de la imagen y lo siniestro y perturbador de su banda sonora.

Andrea Bocelli y su hijo Matteo cantaron en ese momento del trago, del 'in memoriam', del 'sic transit', y aprovechó sus dos segundos en la pantalla Matthew Perry, el de 'Friends', para recordarnos que el mundo ya no es un lugar tan gracioso, ganes o pierdas el Oscar.