'Una noche con Adela' (**): Heroicidad de director y proeza de actriz

Cuenta la historia de Adela, una joven barrendera muy, muy perturbada por sus hechuras físicas y psicológicas; un papel que encarna Laura Galán (ya tenía estas resonancias en 'Cerdita'), a la que hay que felicitar por la enorme cantidad de potencial dramático y físico con el que lo resuelve. Ese riesgo mencionado en su puesta en escena lo trae la pretensión de rodar la historia en plano secuencia, es decir, sin cortes (aunque haya alguno mediante recursos bien disimulados), lo que implica un trabajo hercúleo de la actriz, del fotógrafo, Diego Trenas, y de los técnicos de sonido; también de los espectadores, que asisten a todo ese tiempo muerto (largas idas, venidas, vueltas y revueltas) que una planificación 'normal' suele evitar con los cortes y el montaje.

Pero el formal es solo un riesgo menor si se compara con la brutalidad argumental hacia la que se dirige la película, y llega. La amenaza que contiene y que se va dosificando en conversaciones radiofónicas con Gemma Nierga (¡!) se cristaliza de un modo que hiere la vista y el corazón, una catarsis llena de odio y fealdad. No es, por lo tanto, una película para disfrutar, aunque hay que valorar el empeño de Hugo Ruiz y, desde luego, el talento y sacrificio de Laura Galán y su pintura negra a mano alzada.