Crítica de 'Sangre en los labios' (**): Sin mucho riego de los labios para arriba
La película es resultona no por lo que es, sino por lo que parece, con su aspecto de moderna, de bien diseñada, con cierto atractivo visual, con un trato despreocupado de la violencia y el sexo
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Iniciar sesiónNo le faltan ingredientes a esta película para resultar atractiva, interesante o estimulante a un tipo de público probablemente joven y ávido de impresionarse con historias poco convencionales, por no decir estrambóticas. La reunión en su argumento de los ambientes del culturismo, una relación lésbica, ... una violencia frontal, brusca, unas relaciones familiares inquietantes y una absoluta desmesura en su modo de hacer y decir lo que pretende, colocan a 'Sangre en los labios' en ese lugar equidistante entre lo divertido y lo ridículo según sean tus propias coordenadas de lo cinematográfico.
Los personajes se comportan más por impulsos 'de lapicero' que de lógica vital; es decir, están escritos y descritos para despeinarse en la pantalla, y tal vez, solo tal vez, para producirle rasguños a una historia que fuerza emociones, sentimientos y situaciones. Una joven asocial y algo trastornada viaja hacia Las Vegas para competir en un concurso de culturismo, y para en un pequeño pueblo donde conoce a otra joven que regenta el gimnasio local, y cuyo padre es una especie de villano mafioso con el que no se lleva bien. A las jóvenes las interpretan Katy O'Brian, de rostro agradable y con esa musculación que da un poco de grima, y Kristen Stewart, ya con unos perfiles más bien romos y como buscando a su personaje, no ya en esta película sino en cualquiera. La presencia de Ed Harris, el padre, siempre es potente, aunque aquí adereza el personaje con unas trazas, unas melenas y una villanía cutre que, la verdad, da más risa que miedo.
Las relaciones entre ellos no tienen la menor sustancia dramática, ni el repentino amor entre las jóvenes (Kristen Stewart y Katy O'Brian, un notable en física pero un suspenso en química), Ed Harris está en otra película, mientras que otros personajes, como el yerno (Dave Franco) y la chalada del gimnasio (Anna Baryshnikov, hija de Mijail), tienen menos recorrido que el que apuntan.
La película es resultona no por lo que es, sino por lo que parece, con su aspecto de moderna, de bien diseñada, con cierto atractivo visual, con un trato despreocupado de la violencia y el sexo. Se han querido ver algunos síntomas en ella de los primeros Coen, y tal vez con algo más de personalidad y gracia podría tener algo de cierto.
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