Crítica de 'Ti mangio il cuore': La venganza es un plato que se sirve en bucle
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La historia no guarda apenas sorpresas y hay quizá excesiva insistencia en reiterar y remachar situaciones previstas, pero hay que reconocerle personalidad física
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No es un aval turístico para la región italiana de Apulia, en la zona de Gargano donde se describen y ambientan los hechos, durísimos, enfangados de sangre, barro y la naturaleza salvaje, especialmente la de las familias mafiosas que ocupan el argumento, los Malatesta ... y los Camporeale, que empiezan matándose, continúan matándose y terminan matándose. A la callosidad de la historia contribuye la imagen en un áspero blanco y negro, contrastado como las teclas de un piano del que solo salieran marchas fúnebres.
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Violenta rivalidad entre dos familias, matanzas y venganzas sucesivas, una historia de amor, o pasión, entre un Malatesta y la esposa de un Camporeale y el progresivo y despiadado camino de la degradación y el salvajismo. Si bien lo que cuenta está muy contado desde Troya, el director, Pippo Mezzapesa, pone mucho cariño en la estética, en la descripción visual del entorno y de los personajes, con gran interés y variedad en el plano corto que serviría, si no fuera ya tarde, para el 'casting' soñado para los fondos de Coppola o Scorsese.
Y aunque todos los personajes principales son transparentes como el aire o el agua, hay uno, el de 'la madre' (Lidia Vitale), que es la misma planta del veneno. La historia no guarda apenas sorpresas, pues desde su comienzo ya se pone uno en lo peor, y hay quizá excesiva insistencia en reiterar y remachar situaciones previstas, pero hay que reconocerle personalidad física a 'Ti mangio il cuore' y, más aún, a su protagonista, la cantante y actriz Elodie, que mira a la cámara con las explosivas palabras del título en la boca.
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