Crítica de 'Desmontando a Lucía' (**): Comedia negra con brochazos criminales
«Se divierte el director con la alegre estructura narrativa, con sus idas y vueltas explicativas y dejándole a su historia un hilo soñador atado a las viejas películas del cine negro»
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Iniciar sesiónEl segundo largometraje de Alberto Utrera tiene un guion muy trabajado por él mismo y que mezcla géneros que precisan de buen pulso y de climas que se contradicen pero que, bien encajados, funcionan de modo atractivo para el espectador. O al menos les ... han funcionado casi siempre a directores como los hermanos Coen o Tarantino. El tapizar de comedia negra un thriller violento y de dramática intriga suele ser eficaz, potente y entretenido. Se necesitan buenos personajes, unos actores que pisen bien esos dos terrenos de la dureza y la gracia, unas situaciones que sirvan más por su enredo y misterio que por su verosimilitud.
En el argumento hay tres personajes clave y bien visibles, aunque hay algunos otros 'tapados' de gran interés. Una joven que necesita un abogado, pues desde la primera escena planea sobre ella una desaparición o tal vez un crimen; un abogado que necesita un detective (o tal vez un perito, que es más de la zona), y un perito que necesita urgentemente dinero, o tal vez un psiquiatra. Personajes que interpretan con los pies bien asentados en esos dos territorios, la negrura y la comicidad seria, esa que no nace del chiste sino de la perplejidad, Susana Abaitua, Julián Villagrán y Hugo Silva.
Se divierte el director con la alegre estructura narrativa, con sus idas y vueltas explicativas y dejándole a su historia un hilo soñador atado a las viejas películas del cine negro al solapar a la 'realidad' los momentos imaginados de sus peliculeros personajes; también se divierte, o hay que suponerlo, cuando rediseña escenas y situaciones que sugieren su admiración por los garajes tarantinianos o la cháchara absurda de los matones de los Coen, o los golpes de violencia desmadrada de uno y otros. Y se escuda de la evidente ligereza y capricho de la trama con algunos añadidos 'sociales' imposibles hoy de esquivar, como el abuso, el maltrato, la precariedad laboral o la inmoralidad política, con lo que le da, mientras desmonta a Lucía, una entidad que la aleja en apariencia de lo simple.
Hugo Silva: «Antes tenía mucha ira, ahora solo decepción con el 'homo sapiens'»
Rebeca ArgudoEl actor, que presenta la película 'Desmontando a Lucía', confiesa sus debilidades, de la gula a la lujuria. «Soy un pecador consciente», dice
Está bien el empleo del gerundio en el título, pues la película no para quieta y se ensortija la trama sin mayores problemas que su credibilidad, que a quién le interesa mientras se mueva y divierta. Susana Abaitua encaja bien con su desencajado personaje, y Julián Villagrán borda (como en 'Mala persona') a un abogado frescales y desaprensivo, y Hugo Silva, que crece y crece como actor en sus últimas películas (y series), consigue aquí un perfecto equilibrio entre la honradez y la inoperancia, entre la crueldad y el chiste.
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