Crítica de 'Bikeriders. La ley del asfalto' (***): Banda de moteros y modelos de vida
Muy bien contada y mostrada, con una perfecta puntuación de las intrigas y de los ambientes, clásica en su estructura pero moderna narrativamente con el personaje de 'la chica' que refiere los sucesos, los detalles y la personalidad de los protagonistas.
Los estrenos de la semana, con las críticas de Oti Marchante
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Iniciar sesiónSiempre ha sido el cine un buen aparcamiento para las motos y ha sabido recoger ese espíritu de clan, casi una secta, de los moteros, en general unos tipos peculiares que le suelen dar más importancia al viaje que al destino, aunque uno de los ... títulos mayores del cine de moteros sea 'Easy Rider', aquí titulada 'Buscando mi destino'. Esta película que firma Jeff Nichols, que suele hacer un cine poco común y que tiene títulos como 'Mud', 'Loving' o 'Take Shelter', entronca más con el lado pendenciero del subgénero, al estilo de 'Salvaje' (László Benedek, 1953) y la figura de Marlon Brando, que con 'Easy Rider', y reproduce y ambienta una historia de los años sesenta y el nacimiento de un club de motociclistas llamado los Vándalos.
El argumento se centra en uno de los integrantes del club, Benny (Austin Butler), un joven taciturno que vive dentro de su 'chupa' y encima de su moto, y cuya historia la cuenta Kathy (Jodie Comer), su novia y conciencia de la película; pero quizá lo más interesante sea la descripción de cómo se transforma ese club de moteros en una especie de secta peligrosa e ingobernable, con un líder, Johnny (Tom Hardy), que acumula casi toda la complejidad que arrastra la historia, un tipo duro, imprevisible, leal y perspicaz que, desde luego, desprecia el destino y valora el viaje.
Muy bien contada y mostrada, con una perfecta puntuación de las intrigas y de los ambientes, clásica en su estructura pero moderna narrativamente con el personaje de 'la chica' que refiere los sucesos, los detalles y la personalidad de los protagonistas. El trabajo de Jodie Comer (ya magnífico en 'El último duelo') tiene la virtud de aligerar los dramas con frescura, desparpajo, de ver y relatar la vida de los moteros y su banda en toda su trivialidad, infantilismo y lejanísima grandeza. También es notable la hondura, en momentos épica, con la que Tom Hardy entiende a su personaje, sin duda el mejor de la película, tan primario y a la vez tan sutil y visionario. El papel de Austin Butler, más lejano y etéreo, no necesita tanta composición de actor y lo cumple bien y con sus mejores virtudes, la de estar principalmente.
No es preciso ser motero, ni siquiera tener una 'Scoopy', para entrar bien en la historia y en sus cuestiones dramáticas y vitales. Lo que cuenta sobre vinculaciones, fidelidades y modelos de vida se aprecia incluso encima de un patinete.
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