Adiós a Juan Mariné, el genio de la lámpara y el hombre que lavó todo el viejo cine español

El director de fotografía y restaurador, Goya de Honor 2024, ha fallecido a los 104 años

El genio humilde de Juan Mariné

Juan Mariné durante el rodaje de 'La gata', primera película rodada en CinemaScope en España

18/02/2025
Actualizado 19/02/2025 a las 11:53h.

Juan Mariné estaba tan incrustado a la historia y prehistoria del cine español que la noticia de su fallecimiento abre un boquete todavía indetectable y que la gente del cine, los de muy dentro, irán descubriendo el lugar, el grosor, el deterioro que su ausencia ... en la sala de máquinas de la gran nave. Ha muerto a los ciento cuatro años y habiéndose dedicado casi todos ellos a entender los misterios del cine, los de la cámara, película y pantalla y los de ese entramado de mecanismos y cañerías previos al milagro. Fue segundo operador y director de fotografía durante más de siete décadas, y sus tareas como restaurador de películas antiguas lo han convertido en el más grande y preciso cirujano del primer siglo del Cine.

Su labor como director de fotografía la cerró con 'La grieta', de Juan Piquer Simón, en 1990, y se dedicó casi con exclusividad a su pasión restauradora y a rescatar gran cantidad de títulos 'viejos' ya considerados irrecuperables. Esta tarea la ejerció a diario, que rima con nonagenario y centenario, en la Escuela de Cine de Madrid (ECAM), en un sotanillo donde tenía su equipo, por lo que se le conocía en la Escuela como 'subMariné'.

Durante sus años de rodajes, Juan Mariné siempre tuvo una solución para cada problema que se planteaba y desarrolló técnicas fotográficas, sistemas de cámara y mejoras en los materiales del celuloide para conseguir resultados entonces sorprendentes. Técnicas que luego le permitieron mediante tratamientos y lavados recuperar celuloide ya dado por perdido. Es el caso de 'La llegada del tren a Llanes', película de 1905 que restauró de modo increíble, y que se puede apreciar en el documental firmado en 2016 por Wenceslao Scyzoryk titulado precisamente 'El Submariné'. En apenas 21 minutos se ve el trabajo de Juan Mariné junto a su compañera Concha Figueras con sus aparatos, su minuciosa mirada, el juego de líquidos y tornilleos y la cara de felicidad del hombre que acaba de salvar a un ejemplar en extinción.

Antes de ser uno de los grandes directores de fotografía del cine español, Mariné trabajó como segundo operador de cámara, el que mueve, planifica, encuadra, mira el foco, prepara el travelling o la grúa, organiza ese primer golpe estético del plano… La guerra civil no interrumpió por completo su actividad cinematográfica; estuvo en el rodaje del entierro de Durruti y trabajó como fotógrafo para Enrique Lister. Se exilió en Francia, pero a principio de los años cuarenta volvió a Madrid y comenzó una larga y fructífera carrera como director de fotografía durante varias décadas y al lado de los grandes cineastas de la época, con Antonio del Amo, con Luis Marquina, Carlos Serrano de Osma, José María Forqué, Pedro Lazaga (más de veinticinco películas juntos), Manuel Mur Oti, Juan Piquer, Jesús Franco, Fernando Fernán Gómez…

Con Antonio del Amo hizo las películas de Joselito, 'El ruiseñor de las cumbres', 'Saeta del ruiseñor', 'Los dos golfillos' y 'Escucha mi canción; con Manuel Mur Oti, la estupenda 'Duelo en la cañada'; con Forqué, 'El juego de la verdad' y 'Un millón en la basura'; con Fernando Palacios, 'La gran familia' y 'La familia y uno más'; con Jesús Franco, 'Labios rojos' y 'La muerte silba un blues'; con José Luis Sáenz de Heredia, 'Historias de la televisión', y con Pedro Lazaga, 'La ciudad no es para mí', 'Nuevo en esta plaza', 'Sor Citroën', 'Los chicos del Preu' y una veintena más, con Javier Aguirre, 'El astronauta'… Su última etapa como director de fotografía la cumplió junto al director Juan Piquer y su afición por géneros complicados aquí y en aquella época, como el de terror o la ciencia ficción, con títulos como 'Mil gritos tiene la noche', 'Los nuevos extraterrestres', 'Supersonic Man' (un antecedente de Superman), 'Slugs, muerte viscosa' o 'La grieta', su última película.

El reconocimiento a la figura imprescindible de Juan Mariné ha estado siempre por encima de los premios, no obstante los ha recogido todos, incluso el Goya de Honor que la Academia le concedió el año pasado. Obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1990, el Premio Nacional de Cinematografía en 1994, la Espiga de Honor de la Seminci en 2015 y la Filmoteca Española declaró en 2020 el Año Mariné con motivo de su centenario. El hombre que en 1924 vio (casi de estreno) los cortometrajes de Chaplin y se enamoró para siempre del cine es el mismo que ahora deja huérfano a todo el patrimonio cinematográfico español.