«Sieranevada» (***): Ultrarrealismo rumano
Es una familia numerosa, y hay alguna visita inesperada, con lo cual el más bien pequeño piso en el que se reúnen acaba pareciendo una versión del camarote de los Marx

Cristi Puiu inauguraba hace doce años en Cannes la marca «cinerumano» que nos ha traido un buen puñado de películas narrativas pero de un minimalismo que a veces las acerca a una forma de abstracción realista. Es el caso de este su último título que cuenta –a lo largo de tres horas– una reunión familiar con motivo del fallecimiento del patriarca . Es una familia numerosa, y hay alguna visita inesperada, con lo cual el más bien pequeño piso en el que se reúnen acaba pareciendo una versión del camarote de los Marx, pero cambiando los chistes y tocamientos por el tipo de discusiones que afloran en esas cenas navideñas que solo la publicidad nos vende como idílicas.
Hay, cómo no, el típico cuñado con sus teorías conspiranoicas, la abuela que sigue siendo una comunista irredenta (¡después de Ceausescu!) y otras revelaciones más dolorosas… Nada que no conozcamos de la vida real o que no hayamos visto en tours de force del cine como la borrachera inacabable que nos endilgó Cassavetes en «Husbands». Lo que aporta Puiu es el concepto de puesta en escena en su sentido fuerte , es decir, la forma en que decide filmar este «wake» tumultuoso dejando la cámara en el pasillo o tirando de planos de cogote para reproducir una estrechez física que quizá sugiere otra de tipo existencial.
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