Crítica de 'Muerte en el Nilo': Los bigotes de Hércules Poirot

El ‘whodunit’, o ¿quién lo hizo?, funciona hasta el final aunque lo tengas leído o visto

Kenneth Branagh en 'Muerte en el Nilo'

17/02/2022
Actualizado a las 18:39h.

Kenneth Branagh empieza a tener ya algo más que un comentario como director y lo mismo se mete en Shakespeare que en Frankenstein o Thor, y casi al tiempo en algo tan suyo como ‘Belfast’ y en algo tan popular, viajero y adaptado como las novelas de Agatha Christie, de quien ya hizo la del Orient Express y ahora la del Nilo. Una ya la había dirigido Lumet en 1974 y la otra, Guillermin en 1978, y con dos actores muy británicos en el papel de Hercules Poirot, papel, sin duda, en el que Kenneth Branagh se ve con bigotes para interpretarlo.

Vamos al Nilo y a la gran aportación de Branagh a la historia y al personaje, que es ese prólogo bélico y en blanco y negro en el que el espectador es informado de cuándo y por qué de esos bigotones afinados en punta que se atusa Poirot, además de algunos de sus perfiles interiores y ocultos por su habitual y algo risible capa de vanidad. Lo demás es trama, ambientación e interpretación, todo ello con la calidad debida y esperada.

El ‘whodunit’, o ¿quién lo hizo?, funciona hasta el final aunque lo tengas leído o visto; es elegante la puesta en escena y la atmósfera, colorido y trajeado de los personajes, y tal vez flaquee en el apartado actores, sobre todo si se compara con la adaptación de John Guillermin (Ustinov, Bette Davis, David Niven, Angela Lansbury, Maggie Smith, Mia Farrow, Jack Warden…, en fin, otro mundo). Aunque Branagh no tiene los ojillos picaruelos de Ustinov , aguanta el envite, y también Gal Gadot y Emma Mackey, que solo por las escenas iniciales del baile ponen la historia a hervir de un modo que le hubiera sacado los colores a la pudorosa Agatha Christie . Armie Hammer, el verraco del cuento, es un actor más dotado para la controversia que para el verso… Total, no es difícil saber si es la película que uno quiere ver, pero, en tal caso, y a pesar de polémicas, digitalizaciones y comparaciones, se puede disfrutar en lo que vale.