¡Españoles, que me violan!
La carrera de López Vázquez se puede analizar por los directores con los que trabajó (todos) o por los actores (todos también)
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn ‘Mi querida señorita’ (Jaime de Armiñán) hay un plano asombroso. Adela, que se cree mujer y vive como tal, recibe, ya entrada en años, un inapelable diagnóstico médico: usted es un hombre. La cámara busca entonces la cara del actor y encuentra ... a José Luis López Vázquez con un gesto que es a la vez de pasmo, sorpresa, terror y también cierta velada expectativa, como si se abriese una puerta no del todo indeseada... En ese instante, la ciencia médica, con su triste dictamen cromosómico, se está imponiendo a la pura elección personal y la mujer, que siempre fue hombre, decide cambiar su vida.
Ese momento facial de López Vázquez tiene mucha actualidad, un fuerte y hasta cómico simbolismo (aunque ahora sería considerado barbarie transfóbica y biologista) y es uno de los hitos del genio actoral de López Vázquez, cuyo centenario transcurrió el año pasado sin la gloria merecida. Ah, país ingrato...
De la tímida efeméride queda el documental ‘Qué disparate’ (Movistar+), un exhaustivo repaso a su vida y obra.
Su carrera, siglo de España, fue tan grande que se puede analizar por los directores con los que trabajó (todos) o por los actores (todos también), destacando, por la gracia inolvidable de la pareja, la simpar Gracita Morales. En el documental se recuerda una anécdota: viajaron a Alemania a rodar una película y allí, en un hotel de Dusseldorf, en plena noche, un grito (muy agudo) sobresaltó a la expedición. Era Gracita, con lo que podría ser un polítono: « ¡Españoles, que me violan!» . Los compatriotas acudieron al rescate, pero solo era un alemán entrando por error en su habitación.
La carrera de López Vázquez también puede contarse por la evolución de su erotismo: desde la ingenua sicalipsis muslera o la mirada famélica a la sueca hasta la complejidad del sadismo onanista, la confusión de mujer barbuda o la pasión por una muñeca.
Sin haber superado del todo a las turistas, en 1972, el mismo año de ‘Mi querida señorita’ , el rostro de López Vázquez anticipaba el horror con ‘La Cabina’. Ese grito, Munch nuestro, está vivo, y con sus ojos seguimos (¡siempre!) mirando a las suecas.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete