Crítica de 'Tres': Thriller para los oídos

Tener a Nieto casi en cada fotograma suele ser motivo de celebración, porque sabe desplegar un gran catálogo de emociones sin la ayuda de la palabra, aunque algunos se quedarán fuera de juego (y de sincro) en los primeros compases de esta originalísima propuesta, que subrepticiamente va planteando una pequeña intriga que crece como una grieta, imperceptible al principio. La puesta en escena es consecuente, puede que un poco radical, pero merece la pena armarse de paciencia y llegar al alumbramiento final.

Conocíamos los sonidos del silencio y aquí percibimos más bien los silencios del sonido. Lo de distinguir las voces de los ecos lo dejamos para los poetas, porque a la protagonista se le hace más difícil de lo normal, hasta que, como hacen los más listos con los problemas, poco a poco empieza a descubrir las posibles ventajas de su situación y no solo los inconvenientes más obvios.

La película hace clic en su mejor escena, por supuesto con la voz en 'off', que culmina en una sesión de cine mudo, en otra decisión para quitarse el sombrero. 'Tres' es también un pequeño homenaje a los técnicos de sonido de las películas, gente anónima y a partir de ahora más cercana.