Crítica de En tránsito: Regreso al pasado
«Adapta un texto de 1944 que narra las dificultades para escapar de Francia bajo la ocupación nazi y lo traspone a la Europa actual, destino de refugiados y exiliados»

Christian Petzold es quizá el cineasta actual que mejor se plantea el género histórico. Tras haber tentado un melodrama digno de Sirk en « Phoenix », aquí ensaya una opción aún más atrevida. Adapta un texto de Anna Seghers de 1944 que narra las dificultades para escapar de Francia bajo la ocupación nazi y lo traspone a la Europa actual, destino de refugiados y exiliados. La operación es sutil, no hay subrayados ni explicaciones: los malos siguen siendo alemanes (Petzold nunca olvida su perspectiva nacional) y las víctimas son presuntamente judíos y no musulmanes, como pasaría hoy. El efecto de extrañeza viene de verlos luchar con una burocracia cruel, homicida, en la Marsella contemporánea. Extrañeza, y el vértigo de una triste lucidez: carecen del halo romántico de los exiliados de Bogart y Boyer en los años 40, pero los parias actuales viven el mismo calvario.
Esa lectura dialéctica, ese contemplar el presente desde el pasado, puede deberse al aporte de Harun Farocki, gran ensayista del cine que colaboró con Petzold en varios guiones hasta su reciente fallecimiento. Suyo parece, en efecto, el concepto que es puro Benjamin (otro exiliado que se suicidó en una frontera) de presentar la Historia como una ruina: la dimensión temporal retrospectiva de la alegoría. La película resulta más bien fría que (melo)dramática, se parece a la soberbia trilogía de Axel Corti sobre la diáspora, «Wohin und Zuruck». El primer título del tríptico, «Dios ya no cree en nosotros», podría haber servido para esta película: explica desde luego el limbo en que parecen vivir los personajes.
Dirección : Christian Petzold. Intérpretes : Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese, Lilien Batman
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