Crítica Tierra de Dios: «Brokeback» británico
El británico Francis Lee parece llamado a acumular premios con su primera película de ficción, una historia de amor homosexual entre un granjero y un inmigrante rumano

El británico Francis Lee parece llamado a acumular premios con su primera película de ficción, una historia de amor homosexual entre un granjero y un inmigrante rumano. El contexto es tan poco convencional y a priori hostil que es imposible no recordar la magistral «Brokeback mountain», de Ang Lee. Pero ni siquiera hace falta remontarse a 2005 para incurrir en el vicio de comparar. Esta misma semana se estrena en nuestros cines «Tierra firme» , de título parecido y con una pareja de chicas enamoradas. La película de Lee tendrá una vida más próspera en los festivales y probablemente será mejor tratada por los críticos, pero me atrevo a pronosticar que para los espectadores de a pie, de los que todavía pagan la entrada, este drama rural se le hará más árido.
No es culpa de nadie ni presuponme la superioridad de una obra sobre la otra, como si su obligación fuera competir, pero los personajes de «Tierra de Dios» son más parcos en palabras –hasta los terneros tienen casi más líneas de diálogo que los humanos– y el relato en general es más áspero, menos cercano.
De la cinta destaca sobre todo la naturalidad de los jóvenes, especialmente del rumano Alec Secareanu, y el trabajo de los veteranos: Gemma Jones y el más conocido Ian Hart, la única estrella de la función.
Sin concesiones, Lee compone así un drama naturalista, más pegado a la Tierra que a Dios. Alguien se ha atrevido a situarlo ya incluso por encima de «Brokeback mountain», pero el nudo de su guión parece apresurado y, sobre todo, no logra agavillar los sentimientos necesarios para emocionar .
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