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ABC Cultural

Crítica de «Parásitos»: La revuelta de los sentidos: del tacto al olfato

Uno no se repone fácilmente de «Parásitos», ni de sus propósitos sociales, ni de su torrente de moralejas, sabores, tactos y olores. Es una película bárbara, y finísima, y feroz

Imagen de «Parásitos»
Oti Rodríguez Marchante

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Cualquiera que haya visto alguna de las anteriores películas del surcoreano Bong Joon-ho , como «Crónica de un asesino en serie», «Madre» o «The host», sabrá que entra a la angustia, al delirio y a la metáfora de sus historias como William Muny ( ... Clint Eastwood) a la taberna de «Sin Perdón», de una patada a la puerta y sin un atisbo de compasión por sus personajes y por los que miramos. En «Parásitos» va aún más lejos: a ellos, sus personajes, los obliga a ser ingeniosos, maliciosos, divertidos, sufridos y resistentes a la lija de un argumento que los erosiona y destripa, y a nosotros, los que miramos, nos obliga a sorprendernos, divertirnos y sufrir-gozar con unos planteamientos tan subversivos en lo ético y en lo estético que duda sobre la naturaleza de lo que acaba de ver: ¿es realidad deformada por la caricatura , o es parodia transformada por la realidad?

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