Crítica de 'El lodo': Tensión en la España poco honda
Thriller potente, con trazas de wéstern, en el que la violencia se va un poco de las manos en el tramo final

Los arrozales del Levante, castigados por la sequía, son el atractivo escenario de este thriller con trazas de cine del Oeste, muy potente en sus primeros compases y puede que demasiado en los últimos. Estamos en la España poco honda, más que profunda. Para su segundo largo, Iñaki Sánchez Arrieta no repara en ingredientes: reparto poderoso, un lugar donde la ley no se respeta demasiado y un conflicto encallado entre un biólogo sin mano izquierda y unos lugareños con las dos muy largas.
En 'El lodo', Raúl Arévalo lidia además con un matrimonio embarrado (con Paz Vega ) y el riesgo añadido de volver con un niño pequeño a un sitio hostil. La tensión crece en intensidad de forma paulatina en la mejor fase de la cinta, otra muestra del rico repertorio de actores que tiene nuestro cine ( Susi Sánchez , Roberto Álamo , Joaquín Climent ...). No es demasiado difícil adivinar el tono oscuro del final, quizá inevitable, pero no tan sorprendente como pudiera parecer.
Lo mejor es quedarse con el corazón de la película, por mucho que al cerebro del espectador le asalten las referencias: unos paisajes y un protagonista que recuerdan 'La isla mínima', la jauría humana de la zona en medio de una conspiración de silencio y hasta la opresión que vive la familia, un poco a lo 'Perros de paja'. Por lo demás, no siempre es fácil meterse en la piel del protagonista. No hacía falta un personaje intachable, pero Gary Cooper , que también cometía errores en 'Solo ante el peligro', se hacía entender mejor en su tozudez.
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