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Ira (***): Justicia, verdad y cintas de vídeo

Elabora la idea arropada con el posmoderno juego de la confusión de fronteras entre realidad y ficción

ANTONIO WEINRICHTER

La última película americana de Fritz Lang, «Más allá de la duda», proponía hace 60 años una premisa parecida a la de este debut de Jota Aronak, que ahora elabora la idea arropada con el posmoderno juego de la confusión de fronteras entre realidad y ficción .

Un hombre anuncia que va a cometer un crimen matando al sádico que asesinó a su hijo , y contrata a un reportero para que lo documente, siguiéndole a todas partes con su cámara de video.

Como hacía Lang, se parte de una requisitoria contra la pena de muerte pero aquí se mezcla con una trama de venganza , de tomarse la justicia por su mano, que desde luego se aleja de la claridad analítica de su referente.

No importa mucho porque lo interesante -a quien así se lo parezca- es esa idea de «vamos a jugar a contar docuficciones», que obliga a una cierta estética digital, de cámara en mano y baja fidelidad audiovisual.

Esa estética no logra enmascarar del todo un marcado efectismo visual, que a veces roza esa enfermedad tan posmoderna también que es la imagen publicitaria. Pero el experimento es atrevido y vale la pena.

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