Crítica de 'Historias para no contar': Siempre hay un charco para pisar
Relatan unas situaciones que, con una apariencia sencilla, cotidiana, se enredan hasta ese punto en el que hablar de ellas se hace incómodo, incluso absurdo
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Iniciar sesiónSon historias, cinco concretamente, y desde luego para no contar, pues relatan unas situaciones que, con una apariencia sencilla, cotidiana, se enredan hasta ese punto en el que hablar de ellas se hace incómodo, incluso absurdo. El guion de Cesc Gay está cosido ... con hilo fino y consistente, y con muchas ganas de que los equívocos, los ridículos, tengan un cierto componente de comedia sin renunciar, por ello, a la acidez y al amargor. Un vecino simpático con perro, la llegada de un amigo que atraviesa un mal momento emocional, unas actrices en la antesala de un ‘casting’, un profesor maduro con una joven exalumna, un hombre que le preocupa una foto de su mujer en París…, en fin, cosas de a diario que adquieren una dimensión especial, inesperada, en el relato.
Como suele ser habitual en el cine de Cesc Gay , el entorno urbano (Barcelona) y el segmento social (clase media) despojan a la película de fuertes aromas ideológicos y le permiten ser moderna al viejo estilo (en el nuevo, lo rural, lo extremo y lo dramático son tendencia); busca más al individuo, tan rico y creativo en sus contradicciones, que una leyenda social, aunque luego del conjunto se desprendan reflexiones y pautas que alcanzan a todos y a cualquiera.
Ficha completa
La aparente sencillez de la puesta en escena, un pim pam pum de situaciones y diálogos, necesita de una interpretación noble y espontánea (son historias cortas y han de entrar en ellas ya, vestidos del personaje) y todos los actores, que son muchos, tienen esa rapidez y gracia inmediata para ser calados al instante. Es decir, buenísimos en la distancia corta. Anna Castillo, Àlex Bredemühl, Antonio de la Torre, María León, Chino Darín, José Coronado, Alexandra Jiménez, Quim Gutiérrez, Maribel Verdú…, no caben todos aquí, pero en la película realmente no sobra ninguno. Son cinco historietas, sí, y alguna puede gustar más y otra menos, pero todas traen su gracia, su qué y su cavilación.
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