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ABC Cultural

Crítica de «Climax»: La fiesta de la sangría

Cuando nos damos cuenta de que ha empezado el lío ya no podemos dejar de mirar, estamos tan atrapados como el infeliz grupo de bailarines en esta versión casi satánica de las películas tipo «Resacón en…»

Imagen de «Climax»
Antonio Weinrichter

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Uno se acerca a ver lo nuevo de Gaspar Noé temeroso de que su fama de enfant terrible, ganada a pulso, le haya impulsado a superar su capacidad de hacer películas que son como cortes de digestión. Y sí, «Climax» cumple con nuestras mejores/ ... peores expectativas: se divide limpiamente en dos bloques de 45 minutos cada uno y el segundo, después del corte, es una pesadilla sin paliativos. Basada en un suceso real, la intoxicación colectiva que sufrió un grupo de artistas reunidos para una celebración en un local, Noé trabaja nuestros nervios con un efectivo método de combustión lenta: cuando nos damos cuenta de que ha empezado el lío ya no podemos dejar de mirar, estamos tan atrapados como el infeliz grupo de bailarines en esta versión casi satánica de las películas tipo «Resacón en…».

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