Crítica de 'La casa del caracol': Delirios de un escritor extraviado
«Tiene un argumento sencillo, un desarrollo complejo y trufado de desequilibrios y un tono que juega con la intriga, con el terror y con lo romántico de un modo periférico, sin entrar hasta la empuñadura en ninguno de esos géneros»
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Es el primer largometraje de Macarena Astorga , basado en la novela del mismo título de Sandra García Nieto, quien se ha encargado ella misma de convertirlo en guion. Tiene un argumento sencillo, un desarrollo complejo y trufado de desequilibrios (los personajes, sus motivaciones, sus actos…) y un tono que juega con la intriga, con el terror y con lo romántico de un modo periférico, sin entrar hasta la empuñadura en ninguno de esos géneros. La banda sonora y la cámara ansían una atmósfera de terror, la intriga merodea pero no posee poder de convicción y lo romántico de la historia tiene un muy corto recorrido. Un escritor llega a un pueblo perdido, alquila una casona aislada y empieza a vivir y padecer las rarezas del pueblo, sus habitantes y sus leyendas y secretos.
Los personajes principales los interpretan Javier Rey y Paz Vega , que buscan con relativo éxito la tecla psicológica de sus personajes, un poco como el espectador busca la lógica. Tiene su punto de gracia, la fauna rural a su alrededor, los tipos truculentos y exagerados de ese pueblo, con el añadido de algún arquetipo, como el 'monstruo' al que tienen encerrado y vigilan y alimentan, personaje que interpreta, por así decir, Jesús Carroza, excelente actor aquí tapado por las circunstancias. Por encontrarle un enganche a 'La casa del caracol' podría señalarse su atmósfera de serie B con encanto.
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