Crítica de Black Panther: Un Marvel afroamericano
Una aventura llena de vistosas imágenes y con unos personajes más allá de lo exótico, como el rey T’Challa y su corte de poderosas mujeres
Muerte Chadwick Boseman, actor protagonista de la película Black Panther, víctima de un cáncer de colon a los 43 años
Película magnífica para respirarla como se respiraban, con una toalla en la cabeza, aquellas ollas de niño que humeaban eucaliptos, aunque aquí en vez de eucaliptos es eufemismos. Superhéroes, afroamericanos al completo, un Shangri La en África como el de Capra, pero en cómic Marvel, realeza, monarquía y tradición, potencia femenina, las drogas naturales, el gran avance tecnológico que no está donde creíamos, sino en el vibranium de la subafricana Wakanda , gran abundancia metafórica solo contrarrestada por el hecho de que aparezca la gran contrametáfora de Andy Serkis a cara descubierta, cosa que no suele hacer.
En fin, una aventura llena de vistosas imágenes, secuencias impactantes de un mundo como imaginado por Tarzán y el Doctor No, y con unos personajes más allá de lo exótico, como el rey T’Challa, su corte de poderosas mujeres (y actrices, Lupita Nyong’o, Angela Bassett, Danai Gurira, Letitia Wright) y ese brujo de la tribu que interpreta, con su ojillo disperso y su convicción habitual, Forest Whitaker. Pero lo mejor, sin duda, son sus villanos, el casi malo Winston Duke y el primo rencoroso Michael B. Jordan. Y que puede darse el caso de que a alguien no le interese el mundo de los superhéroes, ni negros ni blancos, y no le parezca suficiente la profundidad política, ideológica y social de este paseo de Marvel por Wakanda.
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