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ABC Cultural

Crítica de «El árbol de la sangre»: Rebuscadas espirales de pasión

«Pedirle equilibrio, cordura, lógica, a los personajes de Medem es absurdo: son cuencos derramados, dolores vivos, pasiones abiertas…»

Escena de «El árbol de la sangre»
Oti Rodríguez Marchante

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Julio Medem es un cineasta distinto y hay que verlo con otras gafas. Teje sus historias en espiral y sin el menor síntoma de vértigo a los precipicios dramáticos y caídas sentimentales en los que se enredan sus personajes, acciones y motivaciones. Y ese no ... miedo al vacío le hace, en ocasiones, precipitarse en él, pero también en ocasiones capturar briznas de pasión tan sedosas y poéticas que, sin las gafas adecuadas, hasta pueden resultar molestas, exageradas o impúdicas.

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