Crítica de 'El acontecimiento': Embarazo no deseado y una interrupción indeseable

La directora, Audrey Diwan , escoge un lugar (Francia) y una época (al comienzo de los años sesenta) para contar esta historia sobre una joven estudiante a la que un imprevisto embarazo le empuja a recorrer un tortuoso camino. En Francia se despenalizó el aborto a mediados de los años setenta, con lo que el relato se endurece con el añadido de la clandestinidad. Las tres ideas que maneja la directora son el peso enorme que ese embarazo ejerce sobre la joven, en cuyo presente y futuro inmediato es inconcebible la maternidad; las dificultades que tiene para canalizar y resolver un problema que se agiganta día a día, y muy especialmente la falta de comprensión a su alrededor y la soledad absoluta en que se encuentra. Ni la familia, ni sus amigas ni, por supuesto, su pareja ocasional le muestran más cosa que su espalda.

Es, por lo tanto, una película sobre las dificultades de reparar el error de un embarazo, pero, sobre todo, es una película sobre la exclusión, la cancelación (eso que está tan de moda y tan bien visto ahora) y el riesgo de situarse fuera de lo correcto. Audrey Diwan orienta bien lo dramático (la paulatina soledad de ella) y lo sórdido de su itinerario por la medicina oficial y la opción clandestina, y muy especialmente orienta bien su cámara, que ha de equilibrar la crudeza de sus imágenes con un uso acertado del fuera de campo. Los momentos más ásperos producen un rechinar de ojos, a pesar de que se los escamotee a la cámara, pero la impresión es tremenda a pesar de ello. Por otra parte, la actriz Anamaria Vartolomei , y su ajustada interpretación, merecen el esfuerzo de ver la historia de su personaje.