Crítica de «Adiós»: Sangre fácil

De oficio y talento indudables, el director y coguionista (firma con Carmen Jiménez y José Rodríguez) compone un relato oscuro y por momentos confuso , que funciona gracias al tremendo pulso narrativo y la potencia de sus personajes, además de aderezos como la excelente banda sonora.

Entre las interpretaciones, por lo general impecables, llama la atención que ellas estén aún mejor que sus colegas masculinos en un ecosistema tan hostil. Ruth Díaz vuelve a brillar en el papel de inspectora de Policía , al igual que la no menos sufrida Natalia de Molina. Con cuatro planos, Mona Martínez impresiona .

En una película de claroscuros, a uno y otro lado de la ley, tampoco es desdeñable el trabajo de Vicente Romero, el «malako» Salva Reina y Carlos Bardem, aunque sus personajes tomen a veces decisiones discutibles... como las de cualquiera. Más que sentido, este «Adiós» es duro y sangriento, de una sequedad que alivian las canciones, un quejío casi permanente que sirve de contrapunto. El cóctel tiene tropezones, pero se bebe de un trago .