FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN
En 'Un amor', Isabel Coixet se aleja del sentimiento y se acerca a 'la moda'
La directora barcelonesa presentó en el certamen donostiarra su película protagonizada por Laia Costa y Hovik Keuchkerian
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Laia Costa e Isabel Coixet, en San Sebastián
Era el día de Isabel Coixet y su película, 'Un amor', adaptación de la novela de Sara Mesa que tiene dentro una historia que saca, en cierto modo, a Coixet de los territorios que mejor controla, esos en los que el sentimiento es ... una explosión que detona en el interior de cualquier individuo. Sus mejores películas, 'Mi vida sin mí', 'Cosas que nunca te dije', 'La librería'…, son una invitación a sentir, a comprender, a ponerse en el lugar de sus personajes; en cambio, aquí abre como un paréntesis y nos sitúa frente a personajes con los que se hace complicado mantener esa coincidencia emocional.
En el centro de su historia está Nat, una joven que se escapa de la ciudad y se refugia en un entorno rural con la idea de reconstruir algo que no se sabe muy bien qué es, y en ese entorno encuentra fundamentalmente rechazo, acoso, inquietudes, vigilancia, incomodidades y, al parecer, un amor que se torna obsesivo, enfermizo y canalla. Coixet describe bien los ambientes en su distorsión, esa gente del pueblo sin apenas atractivo social o cultural, y el carácter suspicaz, casi antipático, de su protagonista, que interpreta Laia Costa de forma gélida y, sin anuncio previsto, también ardiente y desequilibrada.
No hay apenas enganche sentimental con el espectador, pues ni ella ni su entorno te animan a ello. Hovik Keuchkerian interpreta bien al hosco Andreas, profundamente seco y desagradable, y que no ayuda a entender todo ese asunto de la pasión que subyace en la trama. Tal vez no vaya de eso, de la pasión, sino de la imposibilidad de una mujer para vivir tranquila, amar y ser correctamente amada, o vista, o comprendida en un entorno hostil, y que la huida de la ciudad o del campo sea siempre su último recurso.
La impresión personal es que en 'Un amor' Coixet se ha alejado de algunas de sus mejores virtudes, como la sentimentalidad o la mirada amable a sus criaturas. Como si se hubiera dejado llevar por una moda, 'la moda', mucho menos interesante que ella misma. Y ese acabado 'liberador', pues, en fin.
También en la competición se presentaba la película argentina 'Puan', de María Alché y Benjamín Naishtat. Se trata de un sorprendente retrato universitario, filosófico y porteño, con dos actores magníficos en dos personajes fantásticos, Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia, dos profesores de filosofía, cada uno a su modo, y qué bueno Subiotto en la filosofía de bolsillo y qué grande Sbaraglia en la filosofía de postín. La película es una delicia, con situaciones llenas de humor y profundidad, con un buen manejo de diálogos 'listos' y un desarrollo cínico y estimulante.