Llega Bruce Willis a Cannes con el abrelatas bien afilado

El Festival de Cannes no es una jungla de cristal, pero casi, y allí que llega hoy Bruce Willis para inaugurar su 65 edición como protagonista de la película «Moonrise Kingdom» , de Wes Anderson, un tormentoso romance adolescente que reúne en la pantalla, además de a Willis, a Bill Murray, Edward Norton, Tilda Swinton y Frances McDormand . Esta apertura a bombo y platillo y con los habituales tonos chillones de Anderson parece la excepción en un programa a concurso que de antemano se ve más fino, más íntimo, discreto y reflexivo con una plantilla de directores muy, muy suyos, y con mucho más prestigio en general que público.

Entre los que tienen ambas cosas estarían, siendo generosos, Cronenberg, Ken Loach y Matteo Garrone (el de «Gomorra»), y entre los que no consiguen nivelar su público y su prestigio estarían Michael Haneke, Kiarostami, Carlos Reygadas, Jacques Audiard, Alain Resnais, Leos Carax, Hong Sansoo ... Y aún quedarían varios de prestigio y público indefinible como Christian Mungiu, Thomas Vintenberg, Walter Salles, Ulrich Seidl, Lee Daniels o Sergei Loznitsa.

Veintidós aspirantes a la Palma de Oro y ninguno parece tener ni un centímetro de ventaja sobre los demás, pues este año no viene, digamos, ese santón intocable al que trae hasta acá en parihuelas la crítica, como a Malick o Apitchapong en años anteriores. Y entre todos estos cineastas y alguno que se me olvidaba, como Jeff Nichols, John Hillcoat o Yousry Nasrallah , habrá de elegir un jurado que preside Nanni Moretti y que está compuesto equilibradamente por otros tres directores como él (bueno, en realidad, como él no existen), Raoul Peck, Alexander Payne y Andrea Aronold; cuatro actores, Ewan McGregor, Diane Kruger, Hiam Abbass y Emmanuelle Devos, y el fashion designer (¿?) Jean Paul Gaultier ... Visto lo cual, el material y los jueces, ni un insensato se atrevería a arriesgar una predicción sobre la Palma.

En el territorio oficial, pero fuera de la competición, están algunos de los títulos más prometedores, como «Hemingway and Gellhorn» , la película de Phillip Kaufman que ha reunido a Clive Owen y a Nicole Kidman para representar el encontronazo sentimental entre la célebre pareja de reporteros de guerra. O el «Yo y tú» de Bertolucci, el «Drácula» de Dario Argento y «For love's sake» , el último delirio violento de Takashi Miike. Y también estará en una proyección especial «Le serment de Tobruk» , que es la mirada de Bernard-Henri Lévy a los últimos meses de la guerra en Libia y la caída de Gadafi.

En cuanto a la sección Una Cierta Mirada , en otras ocasiones cuajada de directores de peso, aparece este año muy ligera y destaca el argentino Pablo Trapero con «Elefante Blanco» , el chino Lou Ye con «Mistery» o la película colectiva «7 días en La Habana» , uno de cuyos capítulos lo ha dirigido Julio Medem y que se convierte en lo poquito del cine español que se verá por aquí. Lo demás de la sección tendrá que considerarse, en el mejor de los casos, como una grata sorpresa.

Jaime Rosales constituye casi en solitario (está también la sorprendente elección de la película de un director nuevo, Antonio Méndez Esparza ) la presencia de la cinematografía española en Cannes, habitualmente en cuentagotas y este año en cuentagota. Su película, «Sueño y Silencio» , se presenta en la Quincena de Realizadores, donde ya obtuvo un gran éxito con su primer largo, «Las horas del día», y donde compartirá cartel con Michel Gondry, Pablo Larrain o la obra póstuma de Raúl Ruiz, «La noche de enfrente» . En cuanto a Méndez Esparza, se presenta en la Semana de la Crítica con «Aquí y allá» , rodada en México. Arranca, pues, el Festival y lo demás también vendrá rodado.