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ABC Cultural

En la muerte de Tony Leblanc: Una obra de arte

El actor, lo sabe todo el mundo, nació en el museo del Prado

julio bravo

Tony Leblanc, lo sabe todo el mundo, nació en el museo del Prado. Hasta en eso supo sobresalir este actor que lo ha sido todo en el cine español. Y no podía ser de otro modo; era el lugar más adecuado para ... una obra de arte, que no otra cosa fue su carrera. En privado « era el Ignacio, hijo del Bigotes, que era de Cuenca, y de María, la pequeña bordadora de Córdoba». En público era… el mismo. En sus decenas de papeles en el cine, el teatro y la televisión nunca dejó de asomarse el hombre sencillo, el madrileño «astuto y chispero», como él mismo se definía, y con una filosofía «de hojalata»; y ese era su secreto, una naturalidad que hacía que cada papel fuera en su cuerpo un traje perfectamente ajustado. «No hay que meterse en el personaje –dijo en una ocasión-, sino meterse al personaje dentro. Y es lo que siempre he hecho. Los he estudiado, me los he comido, los he digerido, pero no los he expulsado. Han quedado siempre dentro de mí. Les he prestado la voz, las manos, mi forma de mirar y de escuchar».

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