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Jason Reitman, director de «Up in the air»: «La vida no es justa. Es lo que hay»

Después del embarazo adolescente de «Juno», Reitman, él mismo un joven de 32 años, pone cara a la crisis: el rostro engañosamente amable de George Clooney, un tipo que se dedica a despedir gente

Jason Reitman es tu tipo curioso, no sólo porque sea canadiense. Al igual que Audrey Tautou, hace fotos a los periodistas que lo entrevistan e incluso presume de utilizar una aplicación de su iPhone con la que mantiene una curiosa estadística sobre las veces que le preguntan sobre cualquier asunto: cine, economía o su padre Ivan, el director de «Cazafantasmas».

Para empezar, niega que «Up in the air» (las distribuidoras cada vez son más perezosas a la hora de traducir) trate sobre el desempleo: «Es el telón de fondo para una película sobre la conexión humana y la búsqueda de un significado en la vida». Al menos, admite que una comedia desatada con final feliz «tendría menos valor», teniendo en cuenta de lo que habla. «Hay muchas películas sobre gente que encuentra el amor. Yo quería que el protagonista sufriera una pérdida y, a partir de ahí, que aprendiera a valorarlo», asegura.

Gracias a su interés por llevar un censo de las preguntas que le formulan, el director de la sátira «Gracias por fumar» puede decir que «sólo en España la gente es tan cínica sobre la familia. En Italia es todo lo contrario. Están obsesionados y me preguntan por qué soy yo el cínico. En realidad, la familia puede ser lo que nosotros queramos; lo más importante es que el protagonista —tan alérgico al compromiso como era el propio Clooney hasta hace poco— sepa que estas cosas están a su disposición, que no está aislado y puede elegir lo que quiera».

En el fondo, la película también se replantea el american way of life. «Yo quería escribir una especie de carta de amor a los vendedores modernos, que van de aeropuerto en aeropuerto, y quería explorarlo de una forma lo más honesta posible», explica . «Una vida así no sustituye, pero sí es una alternativa a la casita blanca con una valla del sueño americano. Lo importante no es lo que Ryan (Clooney) decida al final, sino que el público salga del cine pensando qué es importante en su vida».

Sobre George Clooney, reconoce que no sólo es «un actor increíble», sino que las «conexiones entre él y su personaje son obvias», aunque la película es muy distinta de la novela de Walter Kirn. «Lo que me atrajo del libro es que el protagonista tiene un trabajo que me parecía muy interesante y no sabía ni que existía, como es despedir a la gente. Quería humanizarlo. También es un personaje que viaja muchísimo, otra cosa que me encanta. He cogido esos elementos, pero las mujeres no están, los discursos sobre la mochila tampoco. La trama no está, sólo la filosofía del personaje principal».

Como en todas sus películas, el drama y la comedia practican un curioso baile, en el que es difícil determinar quién lleva a quién: «No me gusta definir las películas, sino que fluyan de la comedia al drama, que tomen elementos de ambos géneros». Como dijo en otra ocasión, «hay directores que ruedan muy bien, otros iluminan muy bien y yo, por lo que sea, sé combinar los tonos.

En efecto, pese a que la cinta trata aspectos verdaderamente dramáticos, Reitman nunca se pone trascendente. «Muchos de mis amigos llevan seis meses o un año sin trabajo. La vida no es justa, pero así son los negocios. Hay que pagar un precio. Es lo que hay». Casi parece que le preocupa más la crisis de la mediana edad en la mujer: «Creo que muchas jóvenes salen de la universidad pensando que lo saben todo y cuando se acercan a los treinta descubren que no saben tanto. Ese es el origen de la crisis de la mediana edad. Les han vendido la idea de que pueden ser profesionales y madres de familia. Lo que no les han dicho son los sacrificios que deben hacer para conseguirlo. No había visto esa idea muy bien explorada en pantalla»,

«A lo largo de mi vida», prosigue, «me he enamorado de mujeres brillantes, demasiado inteligentes para su propio bien, incluida mi mujer. Los dos personajes femeninos de la película son un homenaje a ese tipo de mujeres en diferentes edades de su vida, a los 23 y a los 38 años». Y aquí llega su diagnóstico final: «Las mujeres americanas entre estas dos generaciones están confundidas después del gran movimiento feminista».

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