Michael Fassbender: «Trabajar con Soderbergh es demasiado bueno para ser verdad»

Fassbender lleva una carrera meteórica. Criado en Irlanda, en los últimos años ha encadenado proyectos sin parar, y ahora que triunfa en Hollywood muchos le han echado de menos en las nominaciones a los Oscar —por «Shame», «Jane Eyre» e incluso «Un método peligroso»—. Hace apenas dos semanas presentaba en la Berlinale «Indomable», filme en el que se zurra de lo lindo con la experta en artes marciales mixtas Gina Carano. «Esta chica lucha mucho mejor que la mayoría de los hombres —aseguraba—. En una película así lo que quieres es pelear con alguien que esté en sintonía para que la paliza parezca muy peligrosa, pero que tú sepas que estás a salvo, así que ha sido genial».

—¿Qué tal con Soderbergh? Hizo «Indomable» hace tiempo, antes que «Contagio».

—Sí. Para mí trabajar con él era algo demasiado bueno para ser verdad. Y estaba en lo cierto. Es un director que inspira confianza y hace que en el rodaje todo el mundo esté relajado. Trabaja rapidísimo, siempre está experimentando, nunca es inflexible… Una experiencia estupenda. Además, la historia de «Indomable» estaba escrita de una forma inteligente, describe un mundo interesante.

—¿Y con Gina Carano? Es una luchadora de artes marciales mixtas sin experiencia en el cine.

—Es verdad, pero siendo así es una ganadora nata, se esfuerza porque las cosas salgan bien y me encanta la frescura que imprime. Por supuesto, pelea fenomenal. ¿La ha visto en Youtube? Es increíble. Me ha pateado mejor de lo que jamás he pateado yo a alguien (sonríe).

—¿Nota que algunas personas ahora se acercan a usted más que antes, por el interés?

—La verdad es que no. Por supuesto, he recibido llamadas telefónicas de gente que hace mucho que no veo y de repente son de nuevo tus mejores amigos (ríe), pero yo no me fijo mucho en esas cosas. Tengo a mi grupo de amigos con los que me veo, aunque últimamente he tenido poco tiempo porque no he parado de trabajar, y cuando estoy con ellos intento pasarlo lo mejor posible.

—¿Le asusta el estatus de estrella?

—No, lo que me preocupa es mantener la calidad de mi trabajo. El resto de las cosas son distracciones.

—Eso mismo me dijo Clive Owen, pero la vida ya le ha cambiado.

—Sí, y no hay nada que pueda hacer (ríe), así que intento no estresarme con cosas que no puedo controlar. Ahora he tenido la posibilidad de trabajar con todos estos maestros: Cronenberg, Steve McQueen, Soderbergh, Ridley Scott (en la ya rodada «Prometheus», y en la anunciada «The Counselor»)… Me siento muy afortunado.

—¿Hace caso a su instinto para elegir sus proyectos?

—Sí, exactamente. Es bastante simple. Lo que hago es mirar el guión y al director, y con esas dos cosas tomo una decisión. Siempre es así.

—Por último, ha protagonizado películas como «Shame», «Un método peligroso»… en las que se trata el sexo. ¿Deberíamos reprimir nuestros impulsos o…?

—¿Podemos hacerlo nosotros solos? (Ríe). No lo sé, no tengo la respuesta, pero a veces las preguntas son más interesantes que las respuestas y eso es lo que me gusta de este trabajo: que plantea preguntas.