Jaume Collet-Serra: «Aquí no se acaba la historia, quiero lograr otro número uno»
El español que revienta la taquilla en EE.UU. recuerda los problemas que tuvo para rodar «Sin identidad» con Liam Neeson, Bruno Ganz...
JOSÉ EDUARDO ARENAS
«Sin identidad» es el nuevo y esperado trabajo de Jaume Collet-Serra . Llega precedido de un interés extraordinario al haberse situado en el número uno del ranking estadounidense. Estrenada en el pasado Festival de Berlín, la cinta cuenta con Liam Neeson, ... Diane Kruger, Frank Langella, Bruno Ganz —«el primer día que trabajé con él me impresionó más que el lograr ser número uno», dice el director catalán— y Aidan Quinn. «Es muy fácil hablar con la prensa y no contar los momentos malos. Todo parece bonito, pero cuando haces un filme hay cantidad de inconvenientes que solventar. El trabajo es duro y no me importa, así lo he elegido».
—¿Saltar al número uno en la taquilla norteamericana no resulta demasiado vertiginoso para el cerebro?
—Es halagador para cualquier cineasta. Mis anteriores películas no estaban hechas para conseguir nada semejante, las hice con la mente puesta en el entorno de entonces. Cumplían un cometido: hacer sonreír, meter miedo, inquietar. Lo hicieron.
—¿Podemos encarrilar a nuestro cine para seguir sus pasos?
—No lo sé, francamente. Supongo que será el tema de los objetivos, ir cumpliéndolos según te los planteas. Lo que me ha pasado ahora no cabe duda de que es un logro, pero mi manera de ver las cosas no se queda ahí, al contrario, diría que es un aliciente para conseguir otro número uno de taquilla. Aquí no se termina la historia. Estoy empezando, soy una persona seria y perseverante. Primero quise ir a Hollywood y estudiar, luego trabajar en cualquier cosa relacionada con la imagen, como los anuncios; más tarde hacer cine y con esta película llegar al gran éxito comercial y al número uno durante cuatro días seguidos.
—¿Muy perseverante? ¿No muerde las esquinas cuándo se le trastoca algo?
—Le diré que esta película estuvo a punto de no hacerse. Dos semanas antes de empezar a rodarla murió la mujer de Liam Neeson, Natasha Richardson, hija de Vanessa Redgrave. Imagínese el momento. Yo no podía decir nada, puesto que se quedó destrozado. Por otro lado, la película se había pensado y escrito para él; su presencia era crucial. Se había comprometido a hacerla al ver «La huérfana». Las incógnitas llegaban de todos los sitios: o esperábamos o se cancelaba la película. Como es tan buen actor, cuando pasaron unos meses retomó el trabajo con la profesionalidad que se le reconoce.
—¿Fue difícil conseguir a Ganz?
—Me puse más contento ese día que el del taquillazo. No es actor de películas americanas, así que le supliqué mucho. Se dio la circunstancia de que Bruno deseaba trabajar con Lian. Todo arreglado, tuve suerte. Recuerdo el primer encuentro en el plató. Tenía cuatro páginas de diálogo. No podía parar de reírme ante tal perfección. Me sentí muy realizado como director.
—Ahora que ha entrado en la cadena del que tiene nuevo trabajo si el anterior ha dado dinero, ¿se lleva bien con los directores americanos de éxito y con los españolitos que intentan saltar el charco o le miran de aquella manera?
—No hay problema. Lo normal es que esté ocho meses fuera de Hollywood de reunión en reunión viendo proyectos, leyendo guiones. No puedo escribir por falta de tiempo. Si luego haces una película tienes que mostrarla en distintos países. Ahora me voy a Londres y después a mi casa de Los Ángeles. Hay otros dos proyectos.
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