Angelina Jolie: «No sacrificaría a mi familia por nada»

La actriz debuta detrás de las cámaras con «En tierra de sangre y miel», drama romántico con la guerra de Bosnia de fondo

Angelina Jolie: «No sacrificaría a mi familia por nada»

FABIÁN W. WAINTAL

Clint Eastwood, George Clooney, Ben Affleck, Madonna... y, ahora, Angelina Jolie . La señora de Brad Pitt ha sido la última en engrosar la nómina de estrellas metidas a cineastas con «En tierra de sangre y miel», drama ambientado en la guerra de los ... Balcanes y centrado en el romance entre un policía serbio y una artista bosnia. Una nominación a los Globos de Oro como mejor película en habla no inglesa certifica su calidad.

—¿Ha tenido algo que ver este proyecto con su trabajo como embajadora de las Naciones Unidas?

—Seguramente sí, aunque al principio la idea de rodar esta historia surgió de forma inconsciente, cuando empecé a viajar a Europa hace algunos años, y me encontré con algunas realidades que me emocionaron y me cambiaron como persona y como madre. Reconozco que pasé por un período de mucho odio, tratando de entender lo que pasaba allí; después, en silencio, fui escribiendo un diario para expresarme y meditar sobre lo que viven los seres humanos durante la guerra, y para entender mejor a la gente que pasa por esas situaciones.

—¿Cuál ha sido su propósito al embarcarse en esta película?

—Ante todo, quería ayudar al prójimo, al tiempo que me esforzaba en comprender algunos conflictos que se me escapaban. Vi documentales, leí libros e investigué mientras visitaba la región y pasaba tiempo con la gente. Pero nunca se me ocurrió que iba a volcar todo eso en una película.

—¿De qué forma influyó su experiencia como actriz para esta ópera prima?

—Fue determinante, tanto en mi faceta de guionista como de directora. Intenté imaginar los personajes en mi cabeza, como si yo fuese la intérprete, y también les di el espacio y la confianza necesarios para que se encontrasen cómodos, incluso en las escenas de desnudos. Igualmente intenté economizar las tomas filmadas para no prolongar mucho el rodaje, ya que no es fácil meterse de nuevo en esta guerra o intentar explicarla. De hecho, muchos actores perdieron a familiares durante el conflicto, así que fue algo duro volver a revivirlo.

—¿Le pidió consejo a Brad Pitt?

—Desde luego, fue la primera persona que leyó el guión.

—¿Y le gustó?

—Probablemente nunca habría rodado esta película si él hubiese dicho algo negativo (risas). Sin él no existiría. Le mostré el guión en privado, cuando solo era un experimento sin pulir. Brad se lo llevó y, en medio de un viaje a Japón, me llamó y me dijo: «¿Sabes, querida? Realmente no está tan mal, es bastante bueno». Después, hablamos con más tranquilidad y él me dio coraje a lo largo del proceso. Vino al estudio casi todos los días, se encargó de la foto fija... Siempre estuvo cerca, apoyándome.

—¿Aprendió alguna lección de vida especial con esta experiencia?

—Desde luego que sí. He tomado conciencia de que todos los problemas de los que habla esta película lamentablemente siguen vigentes en muchas partes del mundo: violencia, maltrato, humillación, abusos sexuales, atrocidades... Y todo, muy cerca de donde vivimos o pasamos las vacaciones. Y no estamos haciendo nada al respecto. La película no es ninguna solución, solamente una declaración política para cuestionar estos temas.

—¿Cuál fue el momento más duro?

—Seguramente la escena en la que violan a unas mujeres musulmanas. Además, fue el primer día de rodaje. Me acordé de cuando visité Sierra Leona y vi a niños salvajemente mutilados por un machete ensangrentado aún clavado en un árbol. Ese momento me cambió para siempre. Aquí lo pasé muy mal, pero conté con el apoyo del estudio en todo momento.

—¿Volverá a dirigir otra vez?

—Lo haría solamente por un proyecto muy especial. Fue una experiencia maravillosa dirigir a actores de todo el mundo, poder conocer sus culturas y sus inquietudes. Pero no sé si podré acumular tanta energía de nuevo, es demasiado trabajo (risas). Es mucho más fácil ser actriz. Antes no lo sabía, pero ahora estoy segura.

—¿Cómo se imagina en diez años?

—Supongo que trabajando mucho menos. Mis hijos me van a necesitar en su adolescencia, y yo voy a necesitar bastante tiempo para pasarla con los seis. Tendré que bajar el ritmo.

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