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Eloy de la Iglesia, el cineasta marxista y homosexual que necesitó al PP para volver a rodar

Eduardo Fuembuena publicará en septiembre «Lejos de aquí», una biografía ampliada del director de «El pico»

Javier Villuendas

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«Soy un marginado y, como tal, defiendo y analizo la marginación porque para mí no deja de ser un hecho cotidiano. Sé lo que es sentir y vivir las contradicciones de una sociedad reaccionaria», decía Eloy de la Iglesia en una entrevista en 1980. Pero ¿de qué contradicciones hablaba? El cineasta de Zarautz se refiere a la convivencia con la dictadura anterior, por supuesto, pero también al conflicto interno que implicaba, a finales de los 70, ser comunista y homosexual. En su caso concreto, el luchar por la liberación del proletariado y compaginarlo, a la vez, con el pago a jóvenes lumpen para acostarse con ellos. Para destensar este nudo gordiano existencial, este hombre hizo películas. Necesitaba desahogarse de lo que le oprimía.

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«¿Votaría usted a un político homosexual?», titulaba la extinta «Interviú» en noviembre de 1978 al calor del estreno de «El diputado» . En esta película, De la Iglesia muestra a un político socialista homosexual, interpretado por José Sacristán , que se enamora de un chapero adolescente y es hostigado por una banda de extrema derecha en un contexto de violencia y clandestinidad a la que también le aboca su propio partido, que ve su orientación sexual como «una degeneración burguesa contraria al espíritu revolucionario», según palabras Eduardo Fuembuena . El historiador y biógrafo del cineasta añade: «Los argumentos teóricos de la izquierda adolecían de una marginación del sexo, como si no formara parte de las libertades del individuo. Además, el modelo de político del PCE no distaba mucho del hombre de traje gris, de comportamiento irreprochable y burgués».

Proyecto vitalicio

Fuembuena lleva trabajando «todos los días desde hace 11 años» en la biografía del director de «El Pico», titulada «Lejos de aquí: la verdadera historia de Eloy de la Iglesia y José Luis Manzano» y que se publicará en septiembre. Pero es que es ¡el segundo libro que les dedica al cineasta y a su actor fetiche José Luis Manzano! ¿En qué cambian ambas biografías? Son diferentes en un 30%, explica, y la pretensión esta vez es «publicar una versión con muchísima información nueva que había descartado por no estar confirmada o por su dureza. No pongo filtros a la historia ni me autocensuro». En realidad, la idea original era y es hacer una miniserie. Se debate entre los 6 y 8 capítulos. En cualquier caso, es un proyecto vitalicio: «Es mi tema ideal y, como tal, debo de serle fiel».

¿Cómo definiría a De la Iglesia? «Era un marxista-materialista con tendencia a la acracia que no renunciaba al confort burgués ni a los lujos que podía permitirse y estaba acostumbrado. Al mismo tiempo, se remitía a las inquietudes de la clase obrera y ennoblecía a los marginados», cuenta el escritor. «A Eloy le gustaba el peligro», dice el actor José Lifante en el reciente documental «Sesión salvaje» , que recorre la edad dorada del cine «explotation» español entre los 60 y 80, y en donde, entre otras observaciones, se comenta que durante el 23F De La Iglesia se tuvo que esconder...

El costumbrismo radical y combativo de películas como «La semana del asesino», «Navajeros», «Colegas» o «La estanquera de Vallecas», estas últimas co-escritas con el gran Gonzalo Goicoechea , le granjearon al cineasta vasco «curiosamente un enorme éxito comercial, muy vinculado a la provocación. Porque en la Transición queríamos ver cosas que no habíamos podido antes», dice en este documental el productor Enrique López Lavigne . Fuembuena nos explica que a De la Iglesia le tacharon de «oportunista» y «escandaloso» en toda la prensa sin excepción, a un director que fílmica y humanamente le vincula antes con Fassbinder que con Pasolini (aunque a quienes más admiraba era a Kubrick y Bertolucci). El historiador resume: «Hizo las películas que se querían ver en la calle y nunca respondió a ese pacto de silencio en todos los ámbitos del poder que se dio con la muerte de Franco. Se comportaba como un cineasta que da voz a quien no la tiene».

«El PSOE no se lo perdonó»

Y por eso se la quitaron, sostiene Fuembuena, que ha contabilizado 42 proyectos no realizados por De la Iglesia entre la penúltima película y la última, Los novios búlgaros (2004), estrenada con 15 años de diferencia. «Dirigió El pico 2 (1984) y La estanquera de Vallecas (1987) y el PSOE no se lo perdonó. Yo lo documento». Tras la dimisión en el ICAA de su amiga Pilar Miró , y con las ya entonces necesidades de apoyo estatal para hacer cine, los que la sucedieron «impidieron la producción de sus nuevas películas» y, además, «casi todos los productores le dieron la espalda porque resultaba molesto». El marxista guipuzcoano llegó a afirmar al final de su vida «que había sido necesario que el otro partido, el PP, llegara al Gobierno para que le dejaran volver a rodar», cuenta Fuembuena.

También hay algunas voces que justifican esta inactividad de 16 años por su condición de heroinómano, cosa que el historiador califica de «vil» e «ingenuo» pues el periodo de tiempo de vinculación a esta droga fue muchísimo menor. De todas maneras, ¿qué es lo que no le perdonaba el PSOE al director de cine quinqui? Fuembuena sostiene que, después de que se firmase la adhesión de España a la CEE (hoy Unión Europea) y una vez confirmada la victoria de González en el referéndum pro OTAN, «la radicalidad política y la acracia de Eloy importunaba y deslucía en la imagen del país que interesaba exportar a los Gobiernos del PSOE».

Reivindicado en universidades anglosajonas por hispanistas como Paul Julian Smith, el ostracismo en el que cayó De la Iglesia en España en los 90 contrasta con su enorme popularidad precedente. «Podía haberse dedicado a complacer a Franco y luego al PSOE y volverse rico de verdad y un académico, como muchos de sus excompañeros». Pero, en su lugar, tiró por el feísmo: «No estaba dispuesto a dar una imagen distorsionada de la realidad». Eligió el camino angosto de la disidencia.

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