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Críticas de los estrenos del viernes 20
«El Caballero Oscuro: La leyenda renace», «El irlandés» y «Margaret», filmes destacados en la cartelera
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«EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE» ****
OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE
Como Coppola en la de «El Padrino», en esta trilogía sobre «El Caballero Oscuro» Christopher Nolan encuentra la cima en su segunda parte, un afligido lamento de ética ciudadana que hace explosión con la figura ... de un Joker inmortal, aunque, a diferencia de Coppola, Nolan consigue mantenerse en la cima en el colofón de su tercera entrega; a duras penas, con flaquezas y caídas, pero en la cima con una película atestada de ruido y de nueces, pletórica en su músculo y lúcida y terriblemente amarga en su reflexión sobre la ciudad y el ciudadano, un dilema que aparece como si dijéramos en 3D al tomar una especial profundidad en este presente de subjuntivo que vivimos.
El argumento es esclarecedor, global e íntimo: ni Gotham ni sus «referentes» pueden seguir asumiendo el pasado mentiroso que supone la figura del fiscal Harvey Dent; ni Bruce Wayne puede seguir con su encierro ni la idea de Batman con su exilio. El villano, llamado Bane, uno de los últimos y más complejos del cómic, insemina mediante la fuerza y el miedo el caos económico, social, moral..., subraya el dilema entre lo individual y lo colectivo. También es esclarecedor que Bruce Wayne sea ya un Batman crepuscular, en crisis incluso física, y tenga que salir de un letargo de años y dirimir su batalla con el villano Bane a mamporros tabernarios; es un mundo contradictorio en el que, entre sofisticados artefactos letales, se vuelve al armamento básico, el puñetazo, y en el que para perder el miedo hay que tenerlo.
El caos, la parálisis, el miedo y el virus del «¿qué hay de lo mío?» provoca una duda esencial: ¿a quién necesita más la ciudad, a Batman o a Bruce Wayne?... Y las respuestas están en el condimento del personaje y la trama, en su alrededor, nuevamente lo mejor: la felina Anne Hathaway o el íntegro Joseph Gordon-Levitt y hasta la desubicada pero asombrosa Marion Cotillard. Incluso la falta de empaque del villano Bane, pálido al compararlo con la sutil perversidad del Joker Ledger, tiene su sentido ante las flaquezas de este Batman reticente, que no pide más. No volverá el Batman de Nolan, pero el colofón entero, el epílogo y el luminoso final invitan a la vana esperanza.
«EL IRLANDÉS» ****
F. MARÍN BELLÓN
Que Irlanda sea capaz de producir una película que ha recaudado más de 4 millones de euros en un país tan pequeño es como si su selección nos hubiera «paneado» en la Eurocopa. Su director y guionista, un gran entrenador, ha sabido subvertir y hacer propio un subgénero tan explotado como el de las comedias con pareja interracial de policías. Incluso se lleva a su regado césped a un actor estadounidense, Don Cheadle («Hotel Rwanda»). El agente del FBI tropieza en su persecución internacional de unos narcos con el relajado policía irlandés Brendan Gleason («Café irlandés»), de quien sorprende que no haya rodado ya un remake de «El hombre tranquilo».
La película, en todo caso, tiene algo del ritmo pausado y del humor socarrón de John Ford, y no se me ocurre mejor elogio. Mientras retrata con evidente conocimiento la idiosincrasia de una Europa distinta, alterna golpes de incorrectísimo humor negro con una humanidad profunda. El género negro y la comedia no menos oscura se funden con ayuda de dos intérpretes fantásticos en una obra que empieza por desconcertar y termina por arrancarnos impagables carcajadas, al tiempo que remata su trama de forma elegante, a la altura del mejor thriller.
«ELENA» ***
O. R. MARCHANTE
El director ruso Andrey Zvyaginstev goza de una espléndida vista, de lejos y de cerca. Igual enfoca allá, a la sociedad, que aquí, al individuo, y alrededor de Elena, su personaje protagonista, nos muestra el reflejo y el ensamblaje de ambos. Con seriedad, cinismo y un punto de amoralidad. Casada ya mayor con un hombre más rico y más mayor que ella, Elena se mueve sobre un finísimo hilo entre dos mundos, el congelado de su marido y el chamuscado de su propia familia, hijo y nietos, cuya vida poligonera la empuja a perder ese equilibrio y caerse del hilo.
Un dilema ético propio de Kieslowski que el director ruso levanta sobre la excelente interpretación de Nadezhda Markina, en cuya mano se derretiría un picahielos. Zvyaginstev juega brillantemente con los espacios y los ambientes, tan contradictorios como el espíritu de sus personajes, y abre y cierra su película con un canto a la hipocresía que te deja anestesiado.
«MARGARET» ***
O. R. MARCHANTE
Escrita y dirigida por Kenneth Lonergan, filmada en 2005 y enredada en litigios y problemas desde entonces, esta rareza ha conseguido ponerse por fin en pie y transmitir un todavía actualísimo mensaje post 11-S en Nueva York y en el alma de una jovencita Ana Paquin trastornada por su involuntaria culpa en un accidente de autobús que le cuesta la vida a una mujer. Es una película sobre la aceptación, sobre el despertar y sobre el remordimiento; está cuajada de estrellas, además de Paquin, Matt Damon, Matthew Broderick, Mark Ruffalo, Jean Reno..., pero dramáticamente a medio cuajar, aunque la protagonista prácticamente se vacía en un recital sobre el paso de la inmadurez hacia ese otro lugar que no es, del todo, la madurez. El pesimismo de la ciudad, de los personajes, de la historia está tratado de un modo casi operístico pero resulta más prolija que conmovedora, probablemente a causa de una postproducción endiablada y un montaje torcido.
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